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La Habana al ritmo de la ciudad mulata

Aunque desgastada por la edad, La Habana todavía tiene mucha acción y atractivos para los turistas que se preguntan qué hacer en la capital de Cuba. Desde caminar por su centro histórico, hasta terminar el día atrapado por las notas de salsa que se escapan de los bares.

Por: Sandra Aguilera

Esta isla es un paraíso… si yo me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba”. La frase la escribió Federico García Lorca en una carta a sus padres cuando se dejó embriagar, así como otros intelectuales, del ritmo de la ciudad mulata. “Aquí he pasado los mejores días de mi vida”, dijo Lorca poco antes de partir de La Habana, el 12 de junio de 1930.

Pero Lorca no ha sido el único seducido por las suaves brisas de la vida Habanera. Lo mismo le pasó al premio Nobel Ernest Hemingway quien llegó a Cuba en 1928 para quedarse, sin pensarlo, durante 20 años. El escritor estadounidense se hospedó durante un largo período en el hotel Ambos Mundos, en la concurrida calle Obispo, desde donde se desplazaba por las noches a dos de los bares más famosos del planeta: El Floridita, “La cuna del daiquiri”, y La Bodeguita del Medio. Más tarde, en 1939, adquirió su propia villa campestre: Finca Vigía, conservada hoy como museo.

¿Quién no sucumbe ante el misterio que encierra La Habana? Quizá por sus callecitas con casas de colores, por sus fortalezas, por su gente. Quizá por la estampa de los viejos Cadillac, Ford o Chevrolet abriéndose paso entre el mar y los bajos edificios de El Malecón, o simplemente por su autenticidad libertina consecuencia de la amalgama de colonialismo, capitalismo y comunismo.Quizá por lo que hubo, por lo que fue.

Claro, quien conoció esta joya del Caribe hace 10 o 20 años quizá no puede más que sentirse decepcionado. Ya nada es lo mismo. Pero aunque desgastada por la edad, La Habana todavía tiene mucha acción y atractivos para los turistas que se preguntan qué hacer en la capital de Cuba.

Todo comienza en la Habana vieja, la zona más antigua de la ciudad, reflejo de una mezcla de arquitecturas y el testimonio de diferentes épocas: corona española, británicos, franceses y estadounidenses. Un atractivo paseo que se recorre sin prisa, parando en museos, castillos, fortalezas, restaurantes y hoteles con historia.

No son pocos los lugares para visitar aquí, pero en especial resulta imperdible un recorrido por tres de sus sensacionales plazas en las que siempre ocurre algo: la Plaza de la Catedral, la Plaza de Armas y la Plaza Vieja.Lugares y callejuelas, en ocasiones algo escondidos, en los que a veces por casualidad, uno puede encontrarse con iglesias y mansiones de estilo español reconstruidas.

Desde este punto es fácil llegar a la calle Obispo, una estrecha vía turística donde las cafeterías, los vendedores de cualquier cosa, las tiendas de souvenirs y las mujeres de coloridos vestidos con un puro entre los labios luchan por su sustento diario.

Muy cerca de allí, las escenas de la verdadera rutina habanera saltan a la vista: carritos con venta de fruta, cafeterías donde el café es más barato que en los lugares turísticos y balcones que amenazan con derrumbarse… A este conjunto arquitectónico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982, lo circunda una muralla de la que apenas existe ya muestra. Emergió en 1674 para proteger a la Villa de los continuos ataques de corsarios.

Lo insólito es que, apenas 44 años después de concluidas las obras (1797), el ayuntamiento local pidió a la Metrópoli la autorización para su derribo, no solo porque los progresos alcanzados por las artes de guerra hicieron de las murallas algo anacrónico, sino porque habían llegado a convertirse en un obstáculo para que la ciudad creciera.

Siguiendo la línea histórica, vale la pena una visita a la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, ubicada al lado este del puerto de La Habana. Es desde aquí en donde se aprecia en toda su inmensidad la ciudad. Esta colosal fortificación fue erigida en el siglo XVIII, entre 1763 y 1774, con la finalidad de cubrir un punto débil en las defensas de la ciudad. Hoy ha sido restaurada para el turismo y se puede pasar al menos un día visitándola.

Después de perderse entre sus bóvedas y rampas, una buena idea es subir al faro, ubicado en la Fortaleza del Castillo de los Tres Reyes del Morro - que junto a la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña conforman el parque histórico militar Morro-Cabaña-, para contemplar cómo el sol comienza a fugarse por el oeste de la ciudad.

Mucho más que Habana Vieja

Pero la ciudad de La Habana es mucho más que Habana Vieja. Son 15 municipios de los que apenas tres, si acaso cuatro, despiertan interés por el visitante. Al lado de ese viejo imán turístico, se encuentra Centro Habana, el lugar donde se despliega con pureza la vida habanera. La frontera natural de estas dos partes de la ciudad es Parque Central, una amplia plaza donde una estatua del héroe José Martí alza un dedo al cielo.

En torno al parque se arremolinan hoteles, taxistas a la caza del turista, vendedores de habanos y de cuentos. A unos pasos de allí está el Capitolio, que tras una restauración que comenzó en 2012, se convertirá nuevamente en la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular. En el terreno ocupado por el edificio, cuya cúpula llegó a ser la quinta más alta del mundo, existía una ciénaga, después lo transformaron en el primer jardín botánico de la capital, y tras el triunfo de la Revolución albergó varias instituciones, la última de las cuales fue el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

Sin embargo, es hacia el oeste donde comienza Centro Habana. Hay avenidas anchísimas que atestiguan un pasado esplendoroso, casas de altos arcos, bodegones y tiendas donde se venden cervezas, arroz y películas en discos.

Esta zona de La Habana alberga lugares tan emblemáticos como el Museo de la Revolución, la Real Fábrica de Tabacos Partagás, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Paseo de Martí o el Castillo de San Salvador de La Punta.

Algo más hacia el oeste, la vida en el amplio barrio de Vedado transcurre apacible. Este barrio delimitado por la Universidad de la Habana al este, el Malecón al norte, el cementerio Colón al sur y el Río Almendares al oeste, es una ciudad en sí misma. Además de la famosa Plaza de la Revolución, donde los ministerios de Información y de Interior exhiben los rostros en gran tamaño de Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, en esta zona se encuentra La Rampa: cinco manzanas que cuentan con atractivos como el famoso Hotel Nacional (hotelnacionaldecuba.com), así como el Habana Libre (hotelhabanalibre.com/es).

Tiendas de música, mercados populares de artesanía y la famosa heladería Coppelia completan el panorama, en un barrio que acoge asimismo a la Cultural de la nación.

Deambular por Vedado en busca de algún local es la mejor opción para descubrir nuevos lugares. El Café Madrigal o El Cocinero (elcocinerohabana.com), una terraza de reciente apertura situada en una antigua fábrica de aceite, son ejemplos de la proliferación de ofertas gastronómicas y nocturnas.

El Malecón de la Habana también está en su mayoría en este barrio. Este es uno de los puntos de reunión preferidos por amantes, poetas, trovadores, filósofos y pescadores. Goza de un ambiente especialmente apasionado durante el atardecer, ya que es aquí donde se puede apreciar uno de los ocasos más bellos de la isla.

Y es durante las noches de verano que este lugar adquiere un ambiente extraordinario gracias al carnaval, donde se mezclan razas y costumbres con paseos de carrozas e incansables comparsas. Una gran fiesta donde el sonido tradicional de los tambores se mezcla con modernas canciones de salsa y reguetón.

Hay que tener en cuenta que es en este lugar donde se encuentran algunos de los mejores hoteles de La Habana: El Nacional, el Riviera o el Meliá-Habana.

Es innegable que La Habana sorprende todos los días y nunca deja indiferente. Enamora a primera vista y para siempre. Tal y como le sucedió al poeta García Lorca… “Si yo me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba”.

Tabaco y ron

La Habana está sembrada de recuerdos y envuelta en hojas de tabaco, hábilmente enrolladas por manos callosas y expertas. Y para descubrir por qué Cuba huele a Habano, nada como una visita al Museo del Tabaco, dedicado a conservar y mostrar colecciones vinculadas con la plantación, elaboración y comercialización del tabaco cubano. En su interior exhibe una gran colección de pipas, hojas, y otros objetos relacionados, así como una colección de piedras litográficas y máquinas de importantes marcas de puros. El ingreso es gratuito y se puede visitar de lunes a sábado de 10:00 a 5:00 de la tarde.

Y si se quiere tener una visión más allá de la histórica, es infaltable una pasada por la fábrica de puros Partagás. La casa, fundada en 1845 por Jaime Partagás, produce algunas de las variedades más conocidas e importantes de Cuba (como los Lusitanias y los Churchills). Algunos habaneros lo consideran un auténtico tesoro nacional, escondido detrás del Capitolio, en la principal plaza de La Habana. El visitante puede recorrer las salas siguiendo el proceso de fabricación de uno de los tabacos más exclusivos de Cuba. Lo mejor: se pueden adquirir algunos ejemplares elaborados en el propio taller.

Ahora, para saber de rones, hay que ir al museo del Ron de la Fundación Havana Club. No es preciso ser un bebedor para disfrutar de este fabuloso museo, ya que visitarlo permite adentrarse en parte de la cultura cubana. El museo cuenta con un interesante circuito guiado, donde se expone el complejo proceso de la fabricación del ron con máquinas antiguas. El precio del ingreso incluye una degustación al final. 

Horario: Lunes a jueves de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. y viernes a domingo de 9:30 a.m. a 5:00 p.m.

Recomendaciones para el viajero

  • Para disfrutar la vida nocturna
    Bar Cafe Del Oriente
    Oficios 112 Esquina Amargura Plaza de San Francisco
    Es un elegante bar cafetería en La Habana Vieja, tentadoramente situado a un lado de la Plaza de San Francisco, en el corazón del casco histórico. Se parece a una casa colonial, aunque se trata de un bar con una la amplia selección de licores, cigarros y platos, por no hablar de los tradicionales mojitos y piñas coladas.

  • El Floridita
    Obispo No.557 esq. una Monserrate
    www.floridita-cuba.com
    Este legendario bar es uno de los muchos que frecuento Hemingway. Orgulloso de su reputación como la Cuna del Daiquiri, cuenta con una decoración lujosa y elegante con un salón dominado por la larga barra central.

  • La Bodeguita del Medio
    Empedrado e/ San Ignacio y Mercaderes, La Habana Vieja
    Observar las paredes de la Bodeguita, cubiertas de autógrafos, mensajes escritos, recuerdos y fotografías de los visitantes, es una experiencia fascinante. Como reza la leyenda tras el mostrador: “Hemingway se tomaba aquí su Mojito” y en este lugar lo han convertido en una de sus principales atracciones.
Dónde dormir
  • Hotel Meliá Habana
    www.melia.com
    Considerado una opción ideal para empresarios, dada su cercanía al Centro de Negocios Miramar Trade Center y el Palacio de Convenciones.

  • Iberoestar Parque Central Torre
    hotelparquecentraltorre.com/es
    Hace parte del mayor complejo hotelero de la Habana Vieja, junto al hotel Parque Central.

  • H10 Habana Panorama
    www.h10hotels.com
    Referente en la capital cubana por su impactante diseño arquitectónico y por su ubicación preferencial frente al mar en la zona residencial de Miramar.

  • Hotel Nacional
    www.hotelnacionaldecuba.com
    Inaugurado el 30 de diciembre de 1930, es considerado insigne y modelo de la hotelería del país. Tiene una ubicación privilegiada en el corazón del Vedado, la zona más céntrica de La Habana, sobre una colina situada a pocos metros del mar. Ofrece 426 habitaciones y 34 suites.

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