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Ver otras fechasUn recorrido por estos polvorientos caminos camboyanos es ante todo una incomparable oportunidad para acercarse a la religiosidad, el esplendor y el misticismo del Sudeste Asiático.
La encontró casualmente, mientras casaba mariposas. Habían transcurrido varias semanas abriéndose paso entre la impenetrable maleza de la selva camboyana, luchando contra plagas de mosquitos, serpientes, tigres y otras adversidades, antes que el naturalista francés Henri Mouhot, que andaba perdido en busca de nuevos insectos para clasificar, levantara su vista ante lo que sería uno de los mayores descubrimientos de la arqueología mundial y futuro Patrimonio de la Humanidad.
Corría noviembre de 1860. Angkor, la “Ciudad Sagrada” del imperio Khemer, había estado escondida al abrigo de la selva tropical durante más de tres siglos, luego que esa civilización hinduista se extinguiera lentamente tras perder la guerra contra el imperio Siam (hoy Tailandia), por allá en el año 1.500.
Sí, Mouhot había hallado las mismas tierras en donde en los siglos X, XI y XII, solo había bonanza y esplendor. El lugar en donde los reyes Khemeres venían construyendo templos a lo largo de generaciones, como demostración de su poder. Pero seguramente el rey Suryavarman II, a quien le tomó casi 40 años construir el más grande y colosal de estos templos, jamás imaginó que, casi un milenio después, la edificación que ordenó erigir en honor al dios Visnú, continuaría incólume y sería admirada por toda la humanidad como el monumento religioso más grande del mundo.
Actualmente en Siem Reap, una pequeña ciudad al norte de Camboya, las ruinas del antiguo imperio Khemer se extienden alrededor de kilómetros, en medio del espeso bosque. Y para explorarlas hace falta un guía y al menos 4 días de recorridos, bajo un sol de 40ºC. Y aunque llegar aquí, para muchos, representa una verdadera travesía (desde Colombia se requieren aproximadamente 35 horas de viaje) anualmente al aeropuerto de Siem Reap arriban unos 2 millones de turistas de todo el mundo, ávidos por escuchar las historias que el conjunto de piedras del Parque Arqueológico Angkor Wat tiene para contar.
Un inmenso portal, coronado por atemorizantes rostros de piedra de al menos 3 metros de diámetro cada uno, da la bienvenida a esta ciudad amurallada. El primer punto a visitar es ineludiblemente Angkor Wat, el templo del rey Suryavarman II y el que da el nombre al parque.
Protegido por un canal de agua de 190 metros de ancho y 1.5 kilómetros de extensión, Angkor Wat era el centro del imperio Khemer. Sus paredes están decoradas por una infinidad de murales de piedra, en alto relieve, tallados a mano y que reproducen escenas de la fe hinduista. Las columnas conservan inscripciones en sánscrito que dan cuenta de la gloriosa historia de esta extinta civilización.
Su diseño arquitectónico es una representación de la cosmología religiosa hindú, en un intento por reproducir simbólicamente el cielo sobre la tierra con el monte sagrado Meru en su eje central, representado por una torre de 65 metros de alto rodeada con otras cuatro torres de menor altura.
El recorrido por el parque arqueológico puede ser efectuado en auto o incluso sobre el lomo de uno de los tantos elefantes que pasean por los caminos de Angkor Wat. Además de la edificación principal, existen al menos una veintena de otras construcciones que convocan un gran número de turistas. Una de ellas es el imponente templo de Bayon, decorado por 216 gigantescos rostros sonrientes de Avalokiteshvara, una de las figuras del Budismo.
El lugar fue uno de los escenarios de las aventuras de Angelina Jolie en la película Tomb Raider. Según los entendidos, sus torres de cuatro caras representan las distintas actitudes del budismo: la compasión, la caridad, la simpatía y la ecuanimidad; aunque no hay certeza absoluta y aún se discute su simbología. Su construcción data de la dinastía del rey Jayavarman VII (1181-1201) y se localiza en el centro exacto de Angkor Thom, lo que lo convierte en uno de los más venerados. Desde donde se vea, siempre hay una cara que parece seguir al viajero con la mirada. En realidad son exactamente 49 torres con enormes caras sonrientes y orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, a las que hay que sumarles los 1.200 metros de bajorrelieves en las paredes exteriores que describen escenas cotidianas.
A pocos kilómetros de ahí, el templo de Ta Phrom es un tributo a la fecundidad de la naturaleza. Gigantescas raíces construido en 1186. Aunque el bosque ha cubierto por entero este lugar sagrado, ha escapado en gran medida al saqueo que ha diezmado a muchos otros templos de Camboya.
Denominado originalmente Rajavihara (monasterio real), el templo sirvió como monasterio budista, llegando a alojar al menos a 12.640 personas. En la actualidad la fama de este templo se debe al hecho de ser uno de los pocos monumentos que todavía no ha sido “rescatado de la selva”, pues fue el templo elegido por la Ecole Française d’Extreme Orient para mostrar el estado en el que se encontraban los templos de Angkor a finales del siglo XIX, cuando fueron descubiertos por los occidentales. A raíz de esta falta de intervención, el lugar ofrece una impactante combinación de ruinas y naturaleza que lo han convertido en una de las principales atracciones turísticas de Camboya.
Menos popular que sus vecinos Angkor Wat o el curioso templo de las raíces Ta Phrom, Angkor propone la visita a otros templos que tienen mucho que ofrecer al viajero. A unos 13 kilómetros al este de Siem Reap, se encuentra el pueblo de Roluos que puede considerarse como el lugar donde se estableció la primera capital del imperio Khemer. Y fue en este lugar donde, en el siglo IX y durante el reinado del rey Indravarman I, se construyeron un grupo de templos denominados “Los monumentos de Roluos”: Lolei, Preah Ko y Bakong.
Lolei iba a ser lo que en Angkor se conoce como un mebon, es decir, un templo construido sobre un islote artificial, en medio de las aguas de un baray o estanque monumental. Este baray (el Indratataka) había sido planificado y su construcción comenzada en tiempos de los monarcas precedentes, pero nunca se llegó a completar, por lo que el mebon de Lolei estuvo siempre asentado en tierra firme.
Sobre una terraza de 80 x 90 metros se levantan cuatro prasats o torres en ladrillo, con ensamblajes de piedra arenisca que son las puertas y los habituales nichos de devatas y dvarapalas (guardianes femeninos y masculinos del santuario). Por su parte Preah Kho o Toro Sagrado, construido en el siglo IX, es un ejemplo de las construcciones con escayola, que es un yeso natural muy fino, parecido al talco. Este monumento, cuenta con una edificación central rodeada por seis torres, dedicadas a los antepasados del rey Indravarman y a la divinidad Shiva.
Finalmente Bakong, dedicado al dios Shiva, es el más grande de los tres. Consta de una pirámide central con cinco niveles, rodeada por ocho torres, construidas en piedra de arenisca, representando al monte Meru. Se considera que fue el primer templo montaña construido por la civilización Khemer.Lastimosamente de las tallas en bajo relieve que cubrían la pirámide, solo quedan restos. Grandes estatuas de elefantes se encuentran ubicadas como guardianes en las esquinas de los tres niveles más bajos de la pirámide y las estatuas de los leones hacen guardia en las escaleras.
Si el tiempo se lo permite, no puede dejar Camboya sin visitar uno de los templos más populares entre los turistas: Banteay Srei, una de las grandes maravillas del arte Angkoriano. Es considerado la joya del arte Khemer por su tamaño minúsculo frente a las demás construcciones de Angkor y por ser el único hecho en arenisca roja, lo que permitió elaborar magníficos relieves tallados en sus paredes rosáceas, además de esculturas de monos guardianes. Esta rica decoración hace que también se conozca al Banteay Srei como el templo de las mujeres.
Está situado a unos 25 kilómetros de Siem Reap, por lo que se tarda casi una hora en llegar con tuk-tuk. Es aconsejable realizar la visita a primera hora de la mañana. El recorrido se puede realizar en una hora, pero debido a la multitud de visitantes, se puede tardar un poco más. La visita a este templo suele combinarse con una excursión a Kbal Spean, el río de las Mil Lingas, donde cuenta la leyenda que el que se bañe bajo sus aguas conseguirá que se potencie su fertilidad.
Documentación: A la llegada al aeropuerto, en Inmigración, se tramita la visa, la cual es concedida por máximo 30 días.
Moneda: Riel camboyano
Idioma: Camboyano
Clima: La mejor época para viajar es durante la estación seca entre noviembre y febrero, tornándose más frescos, diciembre y enero. Sin embargo la época recomendada para disfrutar los templos es la de lluvia por el agua de los estanques que reflejan los templos angkorianos.
Dónde comer
Haven Training Restaurant - Haven Training , Sok San Street, Siem Reap, Camboya
Inaugurado en diciembre de 2011 con el propósito de ayudar a jóvenes vulnerables de la región, Haven ha tenido gran acogida, en especial por los turistas que llegan a Siem Reap a probar la comida local. Si quiere conocerlo debe reservar con dos o tres días de anticipación.
Dónde dormir
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