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Bruselas capital cosmopolita


Son muchos los caminos que llevan a Bruselas, pero para descubrir su esencia, hay que viajar sin ideas preconcebidas. Nada de pensar en encorbatados funcionarios. Tampoco en lo gris que se le atribuye. Lo mejor es pensar en la multiplicidad de sus ambientes, en la riqueza de sus orígenes, en su irresistible bohemia, en la mezcla de estilos arquitectónicos… piensa en cerveza, chocolate y comics, y seguro acertarás. Atestada de rincones culturales, Bruselas es una ciudad perfecta para satisfacer mil estados de ánimo.

El corazón de la ciudad es la Grand Place, considerada la plaza más bella de Europa, aunque los belgas orgullosamente sostienen que del mundo entero. Esta plaza, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998, y que un día fue un mercado a cielo abierto, no solo exhibe el Ayuntamiento gótico, sino también las románticas Casas Gremiales -panaderos, sastres, ebanistas...- que nacieron para defender los derechos de los oficios bruselenses.

En la noche se transforma y un increíble juego de luces y formas arquitectónicas imposibles, hace que toda la plaza se convierta en un enorme ser vivo lleno de curvas y sensaciones. No hay nada mejor que disfrutar de una cerveza belga sentado en el mismo centro de este espectáculo y ver a todos y cada uno de los edificios que componen este entramado de hierro y piedra.

A unos cuantos metros de la Gran Plaza, siguiendo una calle abarrotada de comercios que ofrecen los riquísimos chocolates belgas y prendas de encajes (el encaje belga es uno de los más apreciados del mundo), se encuentra sobre un pedestal, la estatua de un niñito orinando: es el famosísimo Manneken Pis, aunque en realidad los habitantes de Bruselas se identifican más con el Zinneke, una estatua de un perro que también orina, pero que plasma mejor el carácter mestizo de la ciudad.

Una vez en el barrio Saint-Jacques, una buena opción es pasar por Reales Galerías Saint-Hubert, con sus exclusivas tiendas de moda y sus lujosas cervecerías en un exquisito marco renacentista. Otras atracciones imperdibles en el centro son: la catedral de San Miguel y Santa Gúdula y la iglesia barroca de Notre-Dame du Bon Secours, construida por los arqueros de la ciudad en 1304.

Una mezcla de estilos


Basta con poner un poco de atención – y caminar mirando hacia lo altopara descubrir las joyas modernistas que salpican la ciudad. A finales del siglo XIX, Víctor Horta y una veintena de colegas arquitectos revolucionaron la construcción con la incorporación del acero. Nacía el art nouveau, un arte que imprimiría su sello en la joyería, la decoración, la alta costura... y del que hay deslumbrantes ejemplos en Bruselas (hasta 170 edificios): la Casa Solvay, el Centro Nacional del Cómic, los hoteles Tassel y Van Eetvelde, el Museo de Instrumentos Musicales en el edificio Old England y la Casa Taller de Horta, entre otros muchos.

El protagonismo del modernismo, sin embargo, no impidió que a partir de 1920 la capital europea se reconstruyera en art déco. Para ver la muestra más exquisita de este estilo merece la pena dirigirse a Ixelles. Ahí está Villa Empain, un edificio comprado por la Fundación Boghossian, abierto desde 2010 y sede de interesantes exposiciones.

Ciencia y diversión

La ciencia y el deporte también tienen su lugar en Bruselas. Uno de ellos es Heysel, aquel enorme espacio a cielo abierto que fue escenario de las dos exposiciones universales (1935 y 1958) celebradas en la capital belga. De la última de ellas quedó el Atomium, una estructura de esferas de hierro representando un átomo, que se ha convertido en verdadero símbolo de Bruselas. Las esferas tienen diferentes usos: salas de exposiciones (una permanente sobre la Expo del 58 y otras temporales), de reuniones o incluso una para niños en la que se pueden quedar a dormir. Tres de ellas no se pueden visitar ya que sirven para mantener la edificación en equilibrio.

Si viajas con niños, una vez allí puedes ingresar al Bruparck, un parque de diversiones para toda la familia, en donde podrás observar Mini-Europa, una representación en miniatura de las principales atracciones europeas, desde el Big Ben hasta la torre Eiffel. Llegar es fácil: en metro (línea 6, estación Heysel), tranvía y autobús urbano.

Ruta del Cómic

Una singularidad de Bruselas es su relación con el cómic… murales de Tintin, Asterix y Lucky Lucke, entre otros personajes, se encuentran distribuidos por toda la ciudad. Un gráfico homenaje al noveno arte que nació de la necesidad de la ciudad por subsanar problemas de rehabilitación de muchos edificios del antiguo centro. Fue en 1991, por iniciativa de las autoridades en colaboración con el Centro Belga del Cómic, cuando se propuso pintar con aquellas originales viñetas las paredes que quedaban a la vista tras las demoliciones de fachadas.

Hoy, la Ruta del cómic de Bruselas es un camino compuesto por 53 murales de grandes dimensiones desplegados en todo el interior de la ciudad de Bruselas (conocido como el Pentágono por su particular forma geométrica), así como los populares barrios de Laeken y Auderghem. Inicia en uno de sus íconos más turísticos, el Manneken Pis, donde se puede ver a Tintín en una de las viñetas del libro “El caso Tornasol”, cubriendo una pared de 36 metros cuadrados.

Por todo el centro de Bruselas se pueden encontrar más fachadas sorprendentes. Pasando por St. Gery, frente al histórico mercado de Les Halles, se puede ver un mural de Nero, el cómic de Marc Sleen, hasta llegar a la calle de la Buanderie, donde los entrañables Ásterix y Óbelix creados por Goscinny y Uderzo se preparan para enfrentarse contra los romanos en 145 metros cuadrados de divertida batalla.

Para conocer todos los murales, puedes adquirir un mapa en la Oficina de Turismo de Bélgica, en el cual se indica la localización exacta de cada uno y algunos itinerarios por la ciudad para seguir los dibujos mientras realizas otras visitas turísticas.

¿Sabes comer chocolate?

Imposible viajar a Bruselas y no saborear una de sus cartas de presentación: el chocolate. ¿Sabías que produce 220.000 toneladas de chocolate al año? Sí. Aquí puedes elegir los bombones de alta costura de Marcolini, las propuestas familiares de Wittamer, los legendarios sabores de Neuhaus, el creador del praliné…

Una de las fábricas más reconocidas es Godiva, la primera marca en instalar el concepto de chocolate Premium. Imposible resistirse a unas trufas rellenas con sabor a trago largo (aunque sin alcohol), como mojito, bellini de durazno o daikiri de banana. No obstante su producto estrella es el Gold Ballotin de bombones. La caja de 36 unidades cuesta 50 euros y tiene un surtido de piezas con nueces, frutas, crema de caramelo, chocolate negro y blanco. ¡Un auténtico ícono de la bombonería universal!

La segunda tienda imperdible en Bruselas es la de Pierre Marcolini, un maestro chocolatero que combina sus chocolates con café de la isla de Java, vainilla de la Polinesia, galletas de Bretaña, champagne francés y trufas. Hoy tiene locales en Estados Unidos, Japón y otras ciudades de Europa.

Sin embargo, estas no son ni mucho menos las dos únicas casas en las que encontrar chocolate de gran calidad en la capital belga. Para amantes de este manjar con presupuesto más modesto, cerca de la Grand Place está la chocolatería Elisabeth (rue au Beurre, 43). En ella, se puede encontrar chocolate artesanal de todo tipo desde 3,5 euros cada 100 gramos.

Para culminar la visita y disfrutar totalmente de este manjar, Bruselas cuenta con el Museo del Cacao y el Chocolate. Desde el Xocoatl, la bebida con especias de los mayas, hasta el chocolate que se utilizaba para agasajar a los comerciantes, o el que se servía en las cortes francesas; el museo recorre la historia de esta exquisitez.

Una cerveza por favor

Tan famosa o más que el Manneken Pis (la estatua de un niño orinando), es la cerveza en Bruselas. Para expertos, una visita obligada es À la Mort Subite, un espacio con variedades trapenses y de abadía. Si quieres combinar cerveza y cultura, acércate a un ícono de la noche: Toone, un teatro de marionetas situado en Marché-aux-Herbes que interpreta clásicos en dialecto bruselense mientras degustas una cerveza. Para neófitos, el mejor lugar es Moeder Lambic con marcas invitadas y donde sirven cerveza casera, que se caracteriza por su sabor parecido a la sidra.

Otra buena opción es el Delirium Café, muy cerca de la Grand Place (Impasse de la Fidélité, 4). Allí están las típicas belgas de los monasterios trapenses y de abadía, variedades de todas partes del mundo, pero también otros sabores muy distintos para los más atrevidos: de chocolate, plátano, coco… ¡No olvides probar la Delirium Tremens si quieres ver elefantes rosados!

Recomendaciones para el viajero

Cómo llegar
Desde Bogotá vía Miami, a través de la aerolínea United. También vía Madrid, a través de Iberia.

Dónde dormir
Hilton Brussels Gran Place Una estupenda opción para recorrer la ciudad a pie, ya que está situado frente a la Estación Central y muy cerca de la Catedral y la Grand Place.
Husa President Park www.husapresidentpark.com Ubicado a cinco minutos a pie de la Gare du Nord y muy cerca de Expo Bruselas, en la zona norte. Cuenta con 296 habitaciones muy bien equipadas, un jardín de 3.000 m2 y numerosas actividades para realizar en español.

Dónde comer

Chez Léon

Presume de ser el restaurante más grande de Bélgica - ocupa nueve históricas casas– y uno de los más antiguos, ya que se inauguró en 1893 y mantiene intacta su decoración. Imperdible sus típicos mejillones, caracoles, patatas, cerveza…

Gramm

Ofrece cocina creativa de fusión japonesa y platos tan sugerentes como espuma de coliflor con cilantro y salmón o pechuga de pato.

Royal Brasserie

Ambiente familiar. Ofrece platos típicos como la carbonada flamenca o las anguilas, que elabora en su cocina abierta. Imperdible su mousse de chocolate amargo ¡Para chuparse los dedos!

Para saber más
Visit Brussels
Visit Flanders
www.belgica-turismo.es

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