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Caretas, tanques y aletas. Los trajes de neopreno ya forran los cuerpos de quienes a bordo de una lancha, no disimulan la ansiedad de experimentar por algunos minutos la sensación de respirar bajo el agua.
Para este momento, además de haber aprendido a inhalar y exhalar a través del regulador de un tanque de aire comprimido, los principiantes ya conocen qué pasos seguir para limpiar su máscara, recuperar el regulador, compartir el aire con su compañero, en caso de necesitarse, e indicar a través de señales básicas cómo se sienten bajo el agua.
¡No dejen de respirar! Es la última advertencia del instructor que se escucha segundos antes de que el aire salga de los chalecos y los buzos desaparezcan de la superficie marina para adentrarse en un mundo en donde las imágenes de flora y fauna simulan una especie de paraíso.
Bancos de jureles azules, pargos rojos, meros, salmonetes, tiburones ballenas y hasta morenas, tortugas y barracudas que se deslizan en coloridos arrecifes coralinos, forman parte del panorama que ofrece el fondo del océano Pacífico.
Otro es el escenario que muestra las profundidades del Atlántico colombiano, en donde se aprecia más variedad de corales y se tienen condiciones climáticas diferentes en cuanto a temperatura y visibilidad.
Es que para bucear en Colombia, el abanico de opciones para realizar inmersiones es tan variado que hoy, además de un sinnúmero de paisajes marinos que se extienden en el Caribe o Pacífico colombianos, empresas como Aviatur -con su centro de buceo “Buceo Colombia”- ya ofrecen planes con inmersiones a más de 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar en la laguna de Tota, en Boyacá, por ejemplo.
Juan Carlos Tirado, director del departamento de buceo de Aviatur, explica que, por ejemplo, en el caso específico de Gorgona, uno de los sitios más conocidos para la práctica del buceo es “La Tiburonera”, una caverna natural en donde resulta frecuente ver tiburones aletiblancos. También se encuentra “La Parguera”, “La Plaza de Toros” y “Las Montañitas”, II, y III, entre otras locaciones.
Por eso, desde este año se ofrecen salidas a este destino en planes todo incluido, a bordo del catamarán Nemo, un barco velero con capacidad para 14 personas, que zarpa desde Buenaventura con destino a la isla de Gorgona, en cualquier época del año.
Para aprovechar la flexibilidad del Pacífico, en la actualidad, además, se ofrece una nueva ruta de buceo en donde se visitan varios lugares del norte del litoral. Un viaje en el cual se combina turismo y buceo, y donde los buzos pueden llevar acompañantes como turistas, tal y como ya se hace en Gorgona. Este plan, promovido por Aviatur Buceo Colombia, recorre destinos como Málaga, Aruzi, Bahía Solano, Utría y Nuquí, en viajes de cinco noches seis días.
Mención aparte merece Malpelo, en donde el buceo es la única actividad que puede desarrollarse en el mar, de ahí que la isla sea reconocida por organizaciones como la National Geographic como uno de los tres mejores lugares del mundo para apreciar las grandes escuelas de tiburones martillo, punta blanca o aletiblancos, ballenas, delfines, tiburones galápago y una especie que es de profundidad, el tiburón solrayo, denominado El Monstruo, entre otras. Todos los sitios alrededor de la isla son excelentes: El Arrecife, La Nevera, La Pared del Naúfrago, el Bajo de Junior, Bajo del Ancla, La Pared del Águila, Vagamares, El Sahara, El Freezer, “cada uno con sus propios atractivos, que van desde el buceo en cavernas hasta el avistamiento de cardúmenes de diversas especies”
Juan Carlos Tirado resalta que para este destino, al igual que para Gorgona, se ofrecen salidas especiales durante todos los meses del año en la única embarcación que garantiza comodidad, atención y calidad en el servicio, “el catamarán Nemo, fácilmente comparable con una categoría cinco estrellas a nivel de hotelería, pero en el mar”, dice él.
Las aguas de San Andrés y Providencia, así como los islotes cercanos (cayo Bolívar y Alburquerque), están considerados como la tercera barrera coralina más grande del mundo, y además son reserva de la biosfera declarada por la Unesco. Sumado a sus excelentes condiciones medioambientales, el mar de los siete colores - como le llama-, durante todo el año ofrece visibilidad de más de 30 metros y temperatura promedio de 29 grados centígrados, lo cual hace que estos destinos sean unos de los preferidos para el buceo, tanto de principiantes como de buzos avanzados. Allí las posibilidades que ofrece el mar incluyen buceo en cuevas, barcos y veleros hundidos, paredes, caídas tipo escalera (cantiles), buceos desde la orilla o en bote, con nitrox (mezcla de aire enriquecida en oxígeno), observación de variedad de corales y peces, entre otras. Diversas alternativas de buceo en el Atlántico se ofrecen en Islas del Rosario, Barú y Santa Marta, con planes especiales individuales.
1.Para principiantes: snorkeling o careteo, minicurso de buceo y curso de certificación.
2.Para buzos certificados: nivel avanzado, rescate y primeros auxilios.
3.Cursos de especialidades:
• Buceo profundo (2 días, 4 buceos)
• Navegación subacuática (1 o 2 días, 3 buceos)
• Multinivel con computador (1 día, 2 buceos)
• Aire enriquecido(2 días, 2 buceos)
• Fotografía digital submarina (1 día, 2 buceos)
• Buceo nocturno (3 días, 3 buceos)
• Flotabilidad (1 día, 2 buceos).
• Identificación de peces (1 día, 2 buceos)
• Buceo en corrientes (1 día, 2 buceos)
• Barcos hundidos (2 días, 4 buceos)
4.Para nivel profesional: Divemaster, asistente de instructor e instructor.
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