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Ver otras fechasDebido a su modesto tamaño, el país ofrece la posibilidad de visitar, en distancias muy cortas, ciudades que dan la sensación de ser aldeas grandes y acogedoras, con un estilo internacional profundamente arraigado. Un recorrido acompañado de chocolates, paisajes, naturaleza, museos, quesos…
Es el único puerto del país a orillas del río Rin. Pasear entre o sobre los grandes puentes que cruzan el Rin es uno de sus principales atractivos, aunque también lo es caminar entre sus callejuelas.
Comienza tu paseo a pie por entre las pequeñas pero altas casas que forman uno de los cascos antiguos más bonitos y menos deteriorados de Europa. Las calles de Heuberg, Leonhardsberg y la misma Spalenberg, son las que merecen más calma en el paseo.
Basilea se divide en pequeña (Klein-Basel), - al borde derecho del Rin-, y grande Basilea (Gross-Basilea) -en la margen izquierda del río-, donde se encuentran los monumentos más importantes. Para cruzar de un lado al otro del Rin, a pesar de los muchos puentes, se utilizan botes para moverse a lo largo de un cable. El trayecto dura unos 3 minutos y cuesta 1,50 francos.
Basilea tiene más de 40 museos, algunos de ellos muy originales como los dedicados al papel (Papiermuseum) o a las muñecas (Puppenhausmuseum). El primero hace un repaso, con diferentes salas y reconstrucciones, de la historia del papel y de la imprenta. ¡Y lo mejor de todo es que te permiten participar en cada una de las etapas! El segundo, alberga más de 6.000 objetos, entre ellos ositos de peluche (la cual es considerada única en el mundo por su cantidad), muñecas, casas de muñecas y diversas miniaturas. También se organizan exposiciones temporales.
Resulta imprescindible una visita a la Fundación Beyeler, con una de las colecciones de arte más impresionantes de Suiza, con obras de artistas como Rothko, Rauschenberg, Miró, Picasso, Klee, Tàpies y Braque entre otros.
Tampoco debes perderte el Museo Tinguely, cuyas máquinas y esculturas derrochan ingenio e ironía. El edificio, del arquitecto Mario Botta, está situado a orillas del Rin en el parque de la Solitude, que bien invita a un paseo.
Ya en la noche, date una pasada por el Bar Rojo, uno de los bares más altos en Europa, situado en la planta 31 (la última) del edificio más alto de Basilea. Puede compararse al bar del museo Guiness en Dublín. Lo mejor de este bar es que desde allí se tiene la mejor vista de la ciudad.
A la hora de movilizarte, los tranvías son el medio de transporte más habitual de la ciudad de Basilea. Los turistas, al alojarse en hoteles, reciben gratuitamente un pase que les permite utilizar el transporte público durante su estancia y eso, hay que aprovecharlo. Son cómodos, rápidos y prácticos. Y además ¡gratis! ¿Qué más puedes pedir?
Esta villa universitaria, a orillas del río Saane, es una de las ciudades medievales más grandes y mejor conservadas de Europa. Preciosas casas góticas y un cinturón de fortificaciones, calles estrechas y casas que parecen ‘colgadas’ sobre el río.
A la hora de visitar Friburgo, hay que tener claro que los paseos se basan en subidas y bajadas. Pero ahí radica precisamente el especial encanto de una ciudad que primero debe contemplarse desde sus diversos miradores panorámicos. Uno de los más llamativos, situado en la ciudad baja, es el del puente du Milleu.
Para cambiar de perspectiva visual puedes subir hasta la Puerta de Bourguillon (s XV), que conduce a la capilla de Loreto y al convento de Montorge. Entre ambos hay dos miradores que ofrecen generosas panorámicas del río, con la fabulosa catedral de San Nicolás al fondo, una auténtica joya del gótico construida entre los siglos XIII y XV. El reto si la visitas, es subir a la torre principal, que mide 76 metros y conlleva una escalera de caracol no apta para los que se mareen con facilidad.
El Friburgo más moderno se articula en torno a la Grand- Places, donde está la oficina de turismo y una curiosa fuente del artista Jean Tinguely, elaborada con base en sus ‘máquinasescultura con la que quiso homenajear a Jo Siffert, único piloto friburgués de Fórmula1, fallecido en 1971 durante una carrera. Cerca de allí está la estación de trenes y las dos principales arterias comerciales: rue de Romont y la avenue de la Gare, con las galerías comerciales subterráneas Fribourg Centre y la estatua de la ‘mujer llorona’.
Por último, deja un tiempo para hacer turismo gastronómico. Recorre el museo de cerveza Cardinal y la tienda de la fábrica de chocolate Villars, (www.villars.com) donde elaboran las famosas têtes au Choco Perrier que puedes adquirir tras la visita.
A unos 30 kilómetros de Friburgo (puedes ir en tren, con un transbordo) se encuentra este famoso pueblo, que posee un bonito casco antiguo adoquinado, un castillo y queso con denominación de origen y fama internacional. Todavía se elabora este lácteo en algunas de las casas instaladas a los pies de la montaña, y hay una ruta senderista de tres horas que las visita. Otra opción para contemplar en directo cómo se elabora el queso Gruyère, es visitar la Maison du Gruyère, en Pringuy (lamaisondugruyere.ch).
Puede decirse que es la Venecia suiza. Una ciudad medieval, pequeñita pero con mucho encanto. Se encuentra atravesada por el río Reuss, se asienta a orillas del gran lago de los Cuatro Cantones y tiene un conjunto arquitectónico muy llamativo que sorprende por sus numerosos puentes.
Puedes iniciar tu paseo sobre dos de sus puentes más representativos: Kapellbrücke (de la Capilla), de madera y cubierto, está considerado el más antiguo de Europa, y Spreuerbrücke, (de los molinos) que conserva su estructura desde 1408.
Imperdible también es pasear por las calles y plazas del casco antiguo de la ciudad. En una de las orillas del Reuss puedes encontrar edificios medievales muy bien conservados y una sucesión de preciosas plazas como la Plaza de los Molinos, la Plaza del Ciervo o la del Vino.
No obstante el León Moribundo (Löwendenkmal) es uno de los monumentos más visitados y populares de Lucerna. Fue esculpido en medio de una enorme pared vertical (en roca) en el siglo XIX, y es un homenaje a los 700 mercenarios suizos muertos durante la Revolución Francesa.
Después de tanto atractivo histórico, acércate al Centro Cultural y de Congresos, un prodigio inigualable en cuanto a su acústica.
Y si te gusta el arte, es imprescindible que conozcas el museo de Ángela Rosengart (www.rosengart.ch). En un bonito edificio de estilo neoclásico podrás ver las obras que atesoró esta marchante suiza. Hay pinturas de Cézanne, Matisse, Miró, Paul Klee, Kandinsky, Picasso...
Tranquilidad, paz, calma. Es eso justo lo que transmite esta ciudad en la que se pueden ver cientos de veleros navegando el lago, familias completas aprovechando el sol (dicen que es la zona de Suiza con más horas de sol al año).
Uno de los mejores puntos turísticos de la ciudad de Lugano es el monte San Salvatore. Y con razón: ¡Se levanta a unos 900 metros y desde allí, tras subir en funicular, se puede disfrutar de una vista absolutamente fascinante!
Pasear por su casco antiguo, con edificios al estilo lombardo como la catedral de San Lorenzo o la renacentista iglesia de Santa María degli Angioli, con impresionantes frescos, es toda una experiencia, y las plazas están dotadas de terrazas para degustar café italiano. La más concurrida es la Piazza Riforma. Cerca, el Grand Café Al Porto se ha convertido en toda una institución para desayunar o comer.
Y para ver arte y arquitectura de los últimos siglos, es imprescindible una visita al Museo Cantonale d'Arte (www.museo-cantonale-arte.ch) donde se exponen cuadros de Klee, Jawlensky, Renoir y Degas.
Para conocer cada rincón de Lugano una buena opción es apuntarte a uno de los tours gratuitos que organiza la Oficina de Turismo. Hay otros itinerarios temáticos gratis que puedes reservar: Parques y jardines (martes), Lugano ayer y hoy (jueves) y Lugano a pie (los miércoles).
Otras opciones diferentes para explorar la ciudad son: un minicrucero por el lago Lugano o subirte al tren Flecha Roja, que parte de Piazza Manzoni. La duración de este trayecto es de 40 minutos y el precio para adultos es de aproximadamente 7 euros. Y a la hora de comprar, piérdete en la calle Nassa. Aquí encontrarás las marcas de ropa, joyas y cosméticos más costosos del mundo.
Esta es la ciudad más grande de Suiza, por lo tanto también una de las más modernas y animadas, así que prepárate a vivir unos días inolvidables. El Río Limmat divide Zúrich en dos partes. A un lado la parte histórica y a otra el núcleo financiero. Y todo esto justo antes de desembocar en el lago Zurichsee. Cuenta con unas escaleras en una de las orillas, en donde los locales suelen tomar el almuerzo o disfrutar de un libro.
El mejor punto para empezar a explorar la ciudad es el barrio de Niederdorf, una zona ideal para recorrer a tu ritmo y descubrir cafés, tiendecitas, bares...
En tu visita es imprescindible la entrada en la catedral Grossmünster. Se asoma al río con un mirador espectacular donde los suizos se agolpan a tomar algo cuando hace buen tiempo y da sensación de paz y tranquilidad.
Zurich también tiene mucho que ofrecer a los aficionados al arte. La ciudad cuenta con nada menos que 50 museos, 14 de estos dedicados al arte. En el Kunsthaus Zürich, (www. kunsthaus.ch/en/) el museo de artes plásticas, se encuentra una colección importante de cuadros, esculturas, fotos y videos. Además, ofrece una gran colección de obras de Alberto Giacometti. Otro punto culminante es el Museo Rietberg, (www.rietberg.ch/) con una maravillosa entrada de cristal verde y cerca de 6.800 objetos que representan a culturas de la India, China, Japón y África.
Desde mayo hasta mediados de septiembre, abren las zonas de baño (los badis), que suelen ser muelles de madera donde se ofrecen desde masajes hasta sesiones de yoga o tentempiés, y los parques que rodean el lago se llenan de patinadores, parejas y familias.
Uno de los más solicitados es Seebad Enge, que en invierno ofrece sauna. Otra opción es Oberer Letten, que además cuenta con cine, bar y restaurante. Y si quieres un plan solo de amigas, visita Frauenbadi, que en las noches se convierte en “Barfussbar”, y presenta variedad de eventos culturales y ofrece servicios de reflexología y masajes.
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