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El mundo tiene un color especial

Paisajes de colores intensos, campos en amarillo, rojo, azul, violeta; lagos que asemejan arcoíris, montañas que parecen pinturas impresionistas… Aunque parezca mentira, estos lugares existen. Son paisajes sorprendentes en los que el color es el gran protagonista ¿Quieres descubrirlos?

Campos de tulipanes, Holanda


Hileras larguísimas, composiciones perfectas, cada una de un color, convierten a los campos de tulipanes en Holanda en uno de los paisajes más delicados y bellos del mundo. Uno de los mejores lugares para apreciarlos es el parque Keukenhof, en Lisse, a treinta kilómetros al suroeste de Ámsterdam. Claro, si es primavera, solo tienes que recorrer la campiña holandesa en tren o en bicicleta para poder ver campo tras campo de tulipanes en flor. Si recorres en tren el trayecto de Ámsterdam a Den Helder, atravesarás las regiones de cultivo de bulbos del norte de la provincia y, de regreso, puedes hacer una parada para ver el mercado del queso de Alkmaar.


Parque geológico Zhangye Danxia, China


En la provincia de Gansu se encuentran estas impresionantes montañas de colores que constituyen un paisaje que se extiende durante unos 300 kilómetros cuadrados y que es digno de un mundo de fantasía. Los extraordinarios colores del Parque Geológico de Zhangye Danxia parecen obra de millones de artistas consagrados al color, pero en realidad son el resultado de la erosión sobre la roca roja caliza de la que está compuesto en su mayoría el lugar.

 

La ola en Arizona, Estados Unidos


Ubicada en el límite de los estados de Arizona y Utah, tiene una edad aproximada de 190 millones de años y algún día fue un conjunto de dunas que a través de los siglos terminó convirtiéndose en roca compacta que se calcificó en cada una de las capas que la adornan.

Tiene una altura máxima de 107 metros y para recorrerla en toda su extensión (ida y vuelta) es necesario recorrer unos 10 kilómetros. La gran cantidad de capas de arenisca situadas una encima de otra, producen un contraste de colores que varían desde el negro, el marrón, el beige y el blanco. Actualmente este lugar se encuentra protegido por dos razones: la primera, es que las olas son tan delicadas que pueden desbaratarse fácilmente. La segunda es que es territorio de los indios Navajo, por lo que el estado de Arizona, apenas otorga 20 permisos al día para realizar recorridos.

Parque Nacional de los Arcos, Estados Unidos


En el Parque Nacional de los Arcos, en el estado de Utah, Estados Unidos, cerca de 2.000 arcos de arenisca han sido modelados por la erosión hasta alcanzar formas que parecen desafiar la gravedad. La zona es ideal para explorar, tal como lo hacen miles de visitantes que disfrutan de practicar turismo de aventura y deportes al aire libre; no obstante los senderos dentro del parque se encuentran limitados y restringidos a ciertas actividades.

Los puntos más importantes son: Park Avenue, Courthouse Tower, Balanced Rock, The Windows Section, Panorama Point con vistas sobre Salt Valley y Fiery Furnace, Wolfe Ranch y, por supuesto, Delicate Arch y Landscape Arch, con cerca de 100 metros de longitud que lo hacen el mayor del mundo.

Pamukkale, Turquía


Ubicada en un punto intermedio de la llanura turca de la provincia de Denizli, Pamukkale es un pequeño pueblo irreal que tiene impresionantes terrazas de agua turquesa. Desde las ciudades costeras más turísticas se organizan viajes de ida y vuelta en el mismo día pero lo más recomendable es pasar al menos una noche para disfrutar de uno de los atardeceres más bellos del mundo.

Lo que hace este sitio único es la forma y el paisaje que forman las piscinas en las montañas de piedra caliza blanca. Se presume que las piscinas escalonadas de travertino, se formaron en el transcurso de 15 mil años debido a las emanaciones de aguas termales y mineralizadas, que surgen de las entrañas de la tierra a una temperatura de 34°C.

Además de piscinas, la zona turística cuenta con buena calidad de alojamiento, baños termales y paseos históricos como a la ciudad de Hierápolis, un tesoro turco al descubierto. Tanto Hierápolis como Pamukkale son Patrimonio de la Humanidad desde 1988 y el gobierno tiene un plan para conservarlas y preservarlas de la acción de la mano del hombre, que hace unos años había pretendido alterar el paisaje urbano con la construcción de complejos hoteleros.

Cueva de la Flauta de Caña, China

Ha sido visitada durante al menos 1200 años. Su nombre se debe a las cañas de bambú que crecen en su entrada, de las que se fabricaban flautas que se pueden comprar por unos pocos yuanes. Del techo fluyen literalmente colores, gota a gota. De hecho es el hogar de una espectacular variedad de estalagmitas, estalactitas y otras formaciones que parecen cascadas pétreas y que han sido bautizados con nombres tan gráficos como La Montaña de Fruta, el Palacio de Cristal, la Flor, la Pagoda del Dragón o el Bosque.

Hoy en día, las cuevas son uno de los principales atractivos de la ciudad de Guilin, en la región autónoma de Guangxi Zhuang, en el sudeste de China, y su interior ha sido transformado en un show de luces azules y violetas, con láser incluido, que crean una apariencia surrealista.

Terrazas de arroz de Yuanyang, China


Yuanyang, en la región china de Yunnan, es una gigantesca pintura impresionista con vida propia, que se colorea según la intensidad de la luz, que cambia sus brillos con la caída del agua de las montañas y que varia al ritmo del crecimiento del arroz y a la estación del año: en otoño se tiñen de amarillo, en invierno de rojo, luego pasan al verde… y al azul cuando el arroz aún no asoma sobre el agua. Es entonces cuando el cielo se refleja en espejos con infinidad de matices creando un mosaico de naturaleza único en el mundo.

El lienzo de este paisaje lo configuraron los antepasados de los Hani hace unos 2.500 años, creando pequeñas planicies escalonadas en un terreno escarpado para asegurar su sustento. Las terrazas, dispersas en un área de aproximadamente 25 mil hectáreas, tienen una pendiente que varía entre los 15 grados hasta los 75 grados. La más desarrollada cuenta con 3.000 escalones, cavados uno a uno en la ladera de la montaña.

Gran Fuente Prismática, Estados Unidos

Un arco íris atrapado en un gran lago. Eso es lo que a primera vista parece la Gran Fuente Prismática, situada en el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos. Con un diámetro de 90 metros y más de 50 de profundidad, este lago constituye las aguas termales de mayor tamaño de Yellowstone y las terceras más grandes del planeta.

Los colores de esta fuente se deben a las bacterias pigmentadas que crecen alrededor de los bordes de las aguas que son ricas en minerales. Los colores que se pueden apreciar en verano son naranja y rojo, mientras que en invierno cambian a verde oscuro.

Campos de lavanda, Francia


Hay mil pretextos para ir a Provenza, pero buscar la luz y los colores que fascinaron a genios como Van Gogh, Cézanne y Picasso, es el más estimulante. Si viajas entre junio y septiembre, es inevitable asombrarse con la multitud de colores violetas y azules que tiñen los campos y las montañas.


Su cultivo planificado hace de este tipo de paisajes en mosaico, casi un cuadro. Y si a la vista es agradable, ni que decir del aroma sobrecogedor. Existen varias rutas para disfrutar de estos paisajes pero también para aprender un poco más de la lavanda en museos y fábricas e incluso en fiestas provenzales.

El pozo de Darvaza, Turkmenistán


En el gran desierto de Karakum, en Turkmenistán, se encuentra el Cráter de Darvaza, una enorme cueva subterránea llena de gas natural que lleva más de 40 años ardiendo. Se la conoce como La Puerta del Infierno. Con 60 metros de diámetro y 20 de profundidad, esta cueva es todo un espectáculo de fuego. La historia cuenta que un grupo de geólogos soviéticos descubrió esta gran cámara de gas en los años 70. Para comprobar lo que había dentro, decidieron encender la llama. Desde entonces no ha parado de arder.

Ver danzar las llamas eternas de El pozo de Darvaza, es un espectáculo impresionante y se ha convertido en un gran atractivo turístico en el mundo, a pesar del fuerte olor a azufre que desprende la zona.

Bosque de Bambú en Arashiyama, Japón

 
Este peculiar bosque en Sagano, a los pies del monte Arashiyama, es uno de los rincones verdes más espectaculares de Japón, siendo designado como sitio histórico nacional y lugar de gran belleza escénica.

Lleno de templos, santuarios, numerosos senderos - transitables a pie o en bicicleta - y árboles de hasta 25 metros de alto, irradia una magia difícil de explicar. La mejor forma de averiguarlo es en silencio, escuchando el sonido del viento zarandeando el bambú.

Los mejores momentos del día para visitarlo son la mañana, cuando el sol aún no se ha elevado mucho, y también por la noche pues el camino se ilumina y otorga al bosque una extraña apariencia de irrealidad. La época mas impactante es otoño, momento en el que las hojas adquieren su plenitud. Una vez allí, también puedes visitar algunos templos como el de Tenryu ji y recorrer sus jardines, declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1994.

 

Desierto de los Pináculos, Australia

Es increíble lo que la naturaleza puede hacer por sí sola. El desierto de los Pináculos, dentro del Parque Nacional Nambung, en Australia, está plagado de curiosas formaciones rocosas que parecen talladas a mano. Pero no. Los pináculos se formaron hace miles de años, por la compactación de conchas de moluscos sobre la roca caliza, aflorando a través de las dunas que el viento mueve hacia el interior.

Las mejores horas para visitar el desierto son al amanecer y al atardecer, cuando las alargadas sombras parecen danzar sobre la dorada arena y los pináculos son bañados por los tonos naranja y amarillo de la luz solar.

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