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Destinos ganadores

Todo cambia y evoluciona en la vida, y con los viajes pasa lo mismo. Un día, un destino está de moda, y al siguiente cae en el olvido. No obstante, hay lugares del planeta que hacen parte ya del mapa mundial del turismo. Quizá porque tienen su propio encanto o porque en cada visita, tienen algo nuevo qué ofrecer. Aquí les presentamos los países infaltables en la bitácora de los viajeros más exigentes.


Australia


Muchos abrigan una imagen muy particular de Australia, como la Ópera de Sydney o Ayers Rock, pese a que estos famosos íconos rinden escaso honor a la abundancia de tesoros naturales del país, así como a su diversidad cultural y a su inmensidad. Australia ofrece experiencias de todo tipo, desde el extraordinario campo desierto y el espectáculo de la Gran Barrera de Arrecifes, hasta el carácter cosmopolita de Sydney y sus extensas playas, consideradas las mejores del mundo. No hay que olvidar otros atractivos como la antigua prisión de Melbourne, la ruta Great Ocean Road bordeando el Antártico, el parque Uluru-Kata Tjuta - Patrimonio de la Humanidad-, el panorama costero de Cape Tribulation y la selva del Daintree.

Italia

Ha aportado al mundo tres milenios de historia, cultura y gastronomía. Papas, artistas, genios, poetas y escritores, amantes, políticos, empresarios y potentados forman parte de la iconología italiana pretérita y más actual. Es posible visitar vestigios romanos, contemplar innumerables muestras de arte renacentista, permanecer en diminutos pueblos de montaña del medioevo, esquiar en los Alpes, adentrarse en los canales venecianos y deleitarse con innumerables iglesias. En Roma todas sus atracciones sorprenden y no puede destacarse una de otra: el Coliseo, el Arco de Constantino, la Domus Aurea, la iglesia de San Pedro o la Fontana de Trevi, quitan el aliento. Las góndolas en Venecia navegando ante las iglesias de Santa Maria della Salute, San Giorgio Maggiore y el Redentore, o el inmenso duomo gótico y el renacentista castillo de los Sforza en Milán... En Italia todo hace parte de un ‘complot’ para entregarse a la dolce vita.

Nueva Zelanda

No sólo es rico en fenómenos naturales (y en esto vaya que es rico: volcanes activos, playas y costas, ríos y géisers), sino que además tiene un gran desarrollo urbano que se ha creado sin destruir recursos naturales. Wellington, la capital, es el centro cultural y artístico del país. En Cuba St., la calle más sofisticada, hay galerías, bares y cafés. A partir de la creciente industria cinematográfica, y por haber sido utilizada como set en varias películas, los lugareños han empezado a llamarla “Wellywood”. Auckland, la ciudad más grande del país, constantemente califica entre los cinco mejores lugares del mundo para vivir. Además de las islas principales, la isla de Waiheke tiene varios viñedos ganadores de premios, y Great Barrier Island está prácticamente deshabitada, perfecta para los que buscan paz absoluta

Grecia

El país que exportó el drama, la tragedia y la democracia puede presumir de un legado sin comparación. Desde Atenas hasta las deslumbrantes islas, posee tantos vestigios del pasado que su enumeración podría ser interminable: el santuario considerado el ombligo del mundo en Delfos, la galería de columnas semiderruidas en la isla sagrada de Delos, los palacios minoicos de Creta e incluso lo que algunos consideran los restos de la Atlántida en Santorini. Por otra parte, la canícula y las guas inmaculadas convierten a Grecia en un destino idóneo para el descanso; ya sea cenando en una taberna junto al mar, tomando un café en una sombreada plazoleta o disfrutando del sol. Visitar el Museo Arqueológico Nacional de Atenas, o los monasterios de Meteora, en la provincia de Tesalia, o quizá algunas de las Cícladas, como Miconos, Santorini, Paros e Ios, son razones más que suficientes para visitar este fascinante país.

Turquía

El esplendor oriental, el misterio, la intriga y los derviches danzantes, no bastan para describir una nación que posee una estimulante historia, un presente que explota por todas partes y un futuro que intenta no repetir los errores de antaño. Este país combina innumerables atractivos. Existe una enorme variedad de oferta turística, desde deportes acuáticos hasta excursiones por la montaña, desde arqueología hasta salidas nocturnas, desde descenso por ríos de aguas bravas hasta catas de delicias como el raki (aguardiente con sabor a anís). Cuando se abandona Turquía lo más habitual es que se produzca el deseo de regresar en busca de magníficas alfombras, de amuletos para alejar los malos espíritus, de sugerentes danzas del vientre o, simplemente, de un bronceado. Son numerosos los visitantes que cada año acuden a estas tierras en busca de la mítica Tracia, intentando rastrear las huellas de Troya, buscando la terraza de la escuela de Platón en Assos, o contemplando la grandiosidad de Constantinopla, hoy convertida en una de las ciudades más hermosas de Europa. Las ciudades subterráneas, los bailes y las danzas a la hora de las comidas, el carácter alegre y armonioso del pueblo turco, son sólo algunas de las múltiples razones para visitar Turquía.

Tailandia

No hay ningún país del sudeste asiático que albergue tanta cantidad de testimonios históricos como Tailandia, de manera que éste es el lugar idóneo para las personas interesadas en ruinas, templos y ciudades desiertas. Si el viajero consigue hace caso omiso de los acechantes hoteles multinacionales, las islas y playas tailandesas son un auténtico paraíso terrenal. En cuanto a las maravillas urbanas, la enorme metrópoli de Bangkok, con su energía y sus tesoros culturales, a pesar de su imponente tamaño y del caos reinante, suele seducir a los visitantes. En esta ciudad, a escasos pasos de una ruidosa calle, flota la calma de uno de los 400 wats (templos-monasterios) o de algún rincón cercano al río. Los monumentos imprescindibles de visitar son el Wat Phra Kaew, el Gran Palacio, el Wat Pho y el Wat Traimit. No hay que olvidar a Phuket, apodada por la industria del turismo la “Perla del Sur”, la isla más grande del país que ha mantenido su propia cultura, resultado de la fusión de las influencias chinas y portuguesas combinadas con la cultura de los Chao Naam, un pueblo marinero indígena.

Sudáfrica

En un primer viaje a África, empezar por Sudáfrica no es una mala elección: el clima es agradable y es el marco idóneo para contemplar la fauna africana. Existen excelentes rutas de senderismo y safaris por los parques y reservas nacionales. Entre los deportes aéreos más populares está el ala delta que se practica en el monte Mesa. Un paseo por el parque nacional Kruger para ver los cinco grandes (leones, leopardos, elefantes, búfalos y rinocerontes), así como guepardos, jirafas, hipopótamos y toda clase de antílopes y animales de menor tamaño, es un plan único. Eso sin contar con la oportunidad para conocer Ciudad del Cabo, una de las más bonitas del mundo. Claro, si se desea conocer la verdadera Sudáfrica e intentar comprenderla, la visita a Johannesburgo no debe faltar en ningún itinerario.

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