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Filipinas, Sus mejores playas e islas

Dicen que El Nido, al norte de Palawan, es lo mejor. Que Coron es mucho más bonita. Que Bantayan, al norte de Cebú, es perfecta. Que Bohol. Que Negros. Que Camotes… En total son 7.000 islas que Filipinas ofrece con magníficas playas y escenarios para deportes acuáticos, a la espera de ser descubiertos. Aquí, un abanico de opciones para tu próximo viaje.

Bantayan, Cebú


La isla se encuentra situada en la parte oeste de la punta norte de la isla de Cebú. Tienes que viajar por tierra y mar para llegar a este lugar. Para ello, hay que tomar un autobús desde la ciudad de Cebú con destino al puerto Hagnaya, desde donde se aborda un ferry con rutas hacia Bantayan City, Madridejos o Santa Fe. En este último lugar se encuentra todo lo que el viajero necesita: Una playa tranquila con mar turquesa y arena blanca, sin muchos turistas, variedad de alojamientos, gente amable y ambiente tropical relajado. Muy recomendada para quien quiera playa y atmósfera local.

Bantayan, al igual que muchas islas de los alrededores, no está amenazada ni por centros comerciales ni lugares de moda. Los alojamientos son en su mayoría, cabañas de bambú, algunas junto a la playa. Si quieres un pequeño crucero puedes subirte a una banca (barcaza) para llegar a Virgin Island, un islote a solo 30 minutos con una paradisíaca playa.

Para los más aventureros, a unos 90 kilómetros al sur de Cebú se encuentra Moalboal y Oslob, dos de los mejores lugares para la práctica de buceo en las Visayas centrales. En ambos destinos es posible llevar a cabo el avistamiento de un pez característico de Filipinas: el tiburón ballena. Pero es en Moalboal donde se encuentra una pared de más de cuatro kilómetros y más de 20 puntos de inmersión, con corales muy bien conservados y profundidades que pueden llegar a más de 60 metros.

Bounty Beach, Malapascua


Se dice que el 25 de diciembre de 1520 un grupo de viajeros españoles tuvieron que atracar en esta isla debido al mal tiempo, ocasionándoles tener que pasar la noche de navidad lejos de sus familias. De ahí, cuenta la leyenda, proviene el nombre de Malapascua.

Se encuentra ubicada en el extremo noreste de la isla de Cebú, a tan solo 8 kilómetros de distancia. Muchos viajeros concuerdan en que tiene las mejores playas de Asia y del mundo… de inmaculada arena blanca, aguas de gran transparencia y abundante vida marina.

La playa más famosa de la isla es Bounty Beach, rodeada de hoteles de lujo, bares y restaurantes. Si te inclinas más por la aventura que por tostarte al sol, este es el único lugar en el mundo donde el Tiburón Zorro puede ser visto regularmente antes del amanecer, cuando asciende a unos 30 metros.

Llegar es fácil: Se accede desde el puerto de Maya, al norte de Cebú y el recorrido no dura más de 30 minutos. A la hora de dormir, una buena opción es el Exotic Island Dive & Beach Resort

El Nido, Palawan


El punto de partida en Palawan comienza en Puerto Princesa, su capital, pero El Nido es el objetivo que allí te debes trazar. Es que pocos son los lugares en el mundo dedicados al descanso, al lujo y al placer. Y El Nido es uno de ellos. Un destino donde es posible alojarse en aldeas, o en los complejos ecológicos de lujo levantados en las islas de Miniloc, Lagen y Pangulasian, los cuales cuentan con cabañas de madera que se levantan sobre sus aguas transparentes, y desde donde se ven las crías de tiburón que pululan entre sus pilares.

Una buena opción para dormir aquí es el Apulit Island Resort , hasta hace poco llamado Club Noah Isabelle. Sus huéspedes se alojan en confortables palafitos plantados sobre las aguas de la isla Apulit en la bella bahía de Tatay, al noreste de la isla.

En El Nido también es posible surcar la bahía de Bacuit en barcazas que se detienen en islotes desiertos para practicar esnórquel y quedar maravillado con los bancos de peces de colores que nadan entre las formaciones irregulares de los corales.

Hay más de 50 playas y cada una ofrece una visión distinta de la bahía. Por ello los locales organizan excursiones estandarizadas en banca (barcaza) a, por ejemplo, Pangulasian, una isla estilo Robinson Crusoe que tiene un mirador en lo alto, al que se sube por senderos bordeados de hibiscos de enormes flores rojas. También se accede sin problema al interior de la cueva de Pinasil, apodada “La catedral” por su sorprendente parecido a un monumento gótico. O a la de Cudugnon, que fue un escondite de tesoros japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, y que es hoy un refugio de murciélagos. Otra visita inexcusable es Snake Island, que tiene una playa cuya arena, cuando baja la marea, adopta la silueta de una serpiente sinuosa.

Y también en banca, o mejor en kayak, se pueden surcar las aguas de color esmeralda del Grande y del Pequeño Lago que jalonan la isla de Miniloc. Es en esta, y también en la isla de Lagen, donde se ubica el complejo hotelero propiedad de El Nido Resorts, uno de los más exclusivos del archipiélago.

Para llegar a El Nido tienes dos opciones: Volar directamente desde Manila o desde Puerto Princesa, la capital de la isla de Palawan, ciudad a la cual se accede desde Manila, Cebú y otras ciudades filipinas. Una vez en Puerto Princesa, opta por un taxi compartido o un autobús público (7-8 horas).

Malcapuya, Corón


Dentro del conjunto de las islas Calamian, al norte de la provincia de Palawan en Filipinas, se encuentra la isla de Corón, famosa especialmente por ser una zona donde los barcos japoneses naufragaron durante la Segunda Guerra Mundial; un verdadero paraíso de acantilados, rocas y lagunas turquesas.

De hecho, se dice que los estadounidenses hundieron en esta zona un total de doce barcos que se encuentran en este fondo marino a una profundad de entre 10 y 43 metros, encontrándose muchos de ellos intactos.

Afortunadamente, el turismo masivo aún no ha dañado esta maravilla de la naturaleza. En la isla existen playas de arena blanca, pequeñas y amuralladas por rocas de piedra caliza. Una de ellas es Ocam, el lugar perfecto para relajarse, nadar, llevar un buen libro y disfrutar de la soledad y el silencio.

Otra opción es Malcapuya. ¡Aquí no existen hoteles, hostales, ni casas dónde pasar la noche! ¡Perfecto para dejar de un lado la civilización y pasar un día de completo relax y disfrute! Si te animas, únicamente encontrarás pequeños kioskos de bambú donde puedes sentarte y comer mientras contemplas un paisaje impresionante.

Para llegar puedes optar por tomar un barco de Atienza Shipping Lines en Manila. Pero si los barcos no son lo tuyo, hay vuelos regulares de la aerolínea SEAIR en la ruta Manila – Corón.

Panglao, Bohol


Alguien dijo que este pedacito de tierra virgen enredado en el archipiélago filipino sería por siempre “La isla de la amistad”, un lugar gobernado por el afecto y premiado con el mágico don de la sonrisa, ese “bello rostro de gigante” que decía Baudelaire.

Tierra tranquila y hospitalaria, Bohol pertenece al conjunto de las Visayas centrales, ese bloque de islotes y atolones caracterizado por pintorescas ensenadas, playas de perfil edénico y originales paisajes de fauna multicolor. Es el sitio ideal para quien gusta de los deportes acuáticos. Además de sus hermosas playas, la isla Bohol es famosa por sus Colinas de Chocolate, un inmenso terreno con montañas color marrón. Dice la leyenda que estas colinas, que son sedimentos de coral que en su día fueron submarinos, son lágrimas de un gigante abandonado por su amada mortal.

Una vez estás allí, es imperdible llegar a la pequeña isla de Panglao, ese apéndice unido a Bohol por dos carreteras elevadas, donde encontrarás playas de ensueño. Aquí lo único que hay que hacer es nadar entre peces de colores en aguas turquesas y esmeraldas o tumbarse en una hamaca a dejarse tostar por el sol mientras te deleitas con una piña colada.

A la hora de alojarte, una buena opción es Ananyana. Seamos realistas, no está al alcance de cualquier bolsillo, pero sí al alcance de aquellos que ahorran durante el año para viajar y quieren invertir en un lugar maravilloso. Ananyana es un pequeño resort de atmósfera silenciosa y relajada. Las pocas habitaciones están junto a playa, al igual que su piscina en donde, mientras te bañas, te ofrecen una bebida para ver el atardecer.

White Beach, Boracay


Es la isla más turística de Filipinas. Sus principales atractivos naturales son las playas de fina arena blanca que la rodean: Diniwid, Alinghai Beach, Manoc-manoc Beach y Cagban Beach, entre otras. Toma el sol, lee un libro, relájate y disfruta de un masaje.

No obstante su playa principal es White Beach. Cuatro kilómetros de arena extremadamente fina y blanca, bañada de aguas cristalinas y rodeadas por arrecifes de coral. Resulta perfecta para tomar el sol y bañarse en pareja o en familia. Aquí sucede todo: están la mayoría de los hoteles y los restaurantes de pescado fresco para cenar tras un largo día de hamaca y bronceado. También los bares para tomar una copa después, y hasta un pequeño centro comercial para comprar piezas de artesanía local o ropa de conocidas marcas internacionales.

Pero una de las principales razones por las cuales es muy apetecida es por su vida nocturna. Alrededor de White Beach se encuentran innumerables bares y discotecas abiertas hasta el amanecer. Por si te interesa, Boracay se encuentra en la provincia de Aklan, en la región de Visayas, a unos 300 kilómetros al sur de Manila. Para quienes prefieren un plan para descubrir el mundo marino, es bueno saber que la diversidad de especies marinas y corales convierte a esta isla tropical en uno de los mejores lugares para el buceo de todo el archipiélago. La mejor época para practicar este deporte, además del windsurf, es de noviembre hasta abril.

Una buena opción de alojamiento es el Shangri. Alojarse en él es una auténtica experiencia, sobre todo si uno puede pagar una de las villas de más de 200 metros con piscina privada, cocina y varias habitaciones, y organizar una fiesta privada bajo su pérgola. El punto ecológico lo pone en la isla el Mandala Spa and Villas (mandalaspa.com), comprometido con el medio ambiente ya que apuesta por los productos naturales.

Amanpulo, Pamalican

Hace parte del grupo de islas llamado las Quiniluban y se convirtió en uno de los dos primeros edenes de la cadena indonesa Aman Resort, que colocó al archipiélago de Cuyo y a Filipinas en el mapa del turismo de calidad. Hoy el hotel Amanpulo es uno de los resort más exóticos y aislados de Asia.


No es de esos sitios que llena de estímulos a los viajeros más inquietos, siempre interesados en mil y una actividades extenuantes. Por el contrario, el silencio y la tranquilidad, la actuación discreta de todo el equipo Aman y hasta los huéspedes que parecen preferir siempre la reclusión en su propia casita, envueltos en su propio sosiego entre una y otra zambullida en la playa, una siesta en la hamaca o simplemente las horas en la terraza, hacen que el verdadero disfrute esté en hacer absolutamente nada.

Construido a principios de los 90, el ambiente es rústico y de vieja escuela pero resulta al mismo tiempo contemporáneo con sus 40 casitas salpicadas a lo largo de la costa. Lo mejor es su increíble spa, que cuenta además con un pabellón de yoga, un estudio de pilates y un sauna con pilones de hielo para el contraste. Una vez allí, anímate a probar el dag-dagay, una terapia para los pies que consiste en darte unos rítmicos y terapéuticos golpecitos con cañas de bambú para estimular la energía de los canales que los recorren.

Si definitivamente no puedes disfrutar de la quietud, opta por el trekking de 90 minutos por la isla o unas lecciones de tenis con profesionales locales. No olvides reservar un día para navegar hasta la cercana isla de Manamoc, un pequeño punto en el horizonte habitado por pescadores.

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