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Guatemala

Destino por descubrir

El lago Atitlán, decían los mayas, el único que se mantendría de pie en el día señalado.

Uno de los legados más impresionantes de los mayas, que tiene temblando del susto a medio planeta en pleno siglo XXI, fue la precisión en sus vaticinios hechos doce siglos atrás. No se equivocaron ni en uno, y han sucedido infalibles. El próximo dice que el 21 de diciembre del año 2012 se cierra un círculo de 5.125 años de diámetro (5.200 tuns de los mayas); que el haz de radiación que había entrado en el 3.113 a. C. se está cerrando.

Que cuando esto ocurra recibiremos un nuevo ajuste de la galaxia e incidirá sobre la Tierra un haz de radiación sincrónica trayéndonos un nuevo destino para los siguientes 26.000 años. Analistas de toda procedencia estudian hoy contra reloj a los mayas, que nacieron y crecieron en Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y México.

Dicen los científicos que de ser así nuestro ADN cambiará en forma geométrica. Lo cierto, sostienen, es que en 2012 habrá un gran avance evolutivo sin precedentes. Lo que no sabe nadie es si existirá un Armagedón como el del Apocalipsis. Por eso esta cultura misteriosa, que abandonó sin motivo sus ciudades en el siglo IX, dejándolas intactas para que fueran devoradas por la selva, es el misterio mejor guardado que miles de historiadores, antropólogos y líderes espirituales, quieren develar.

Guatemala, cuna de la civilización maya, tiene el encanto de las ciudades muertas; cualquier detalle puede dar nuevas luces. Centenares de libros sobre los mayas invaden las librerías del mundo; videos y películas hacen lo propio.

“¿Cómo es posible que una civilización aislada, que carecía de telescopios, realizase unos cálculos astronómicos precisos y crease un calendario superior al nuestro? Y todavía más ¿cómo una raza de silvícolas consiguió en el siglo III inventar el cero, sofisticación matemática que tan sólo llegaría a Europa en el siglo XII? Y por otra parte, ¿cómo conseguían disminuir sus pulsaciones cardíacas en plena Edad de Piedra, si el yoga ni siquiera era conocido en América?”, se pregunta Alberto Beuttenmüller, autor del libro “2012 La Profecía Maya, el relato apasionante del secreto de una civilización asombrosa”.

Miles de peregrinos buscan entre estas piedras, códigos y sitios, nuevos elementos para entender lo que podría esperar a la raza humana en los próximos días. Uno de ellos, el geólogo Gregg Braden lanzó el libro “El tiempo fractal”, el más vendido en el momento. En una entrevista en The New York Times asegura que han descubierto que las profecías de los mayas podrían tener un destino final diferente. Dice Braden que mediciones satelitales detectaron que las emociones que sintieron los humanos por los eventos de las Torres Gemelas el 11 de septiembre generaron un movimiento en el planeta.

Otro secreto: en el kilómetro 13.5 de la carretera que bordea el lago Atitlán, después de San Lucas de Tolimán, es un punto donde el agua sube. Y efectivamente, cuando llueve usted ve el agua subiendo en vez de bajar por la carretera. Algunos hablan de fuerzas magnéticas, y otros –que es más probable–, de ilusión óptica.


Que cada sentimiento noble de amor (solidaridad, benevolencia, gratitud, armonía, perdón y paz) irradia una onda de 0.10 hertz y que al provocarse en forma colectiva puede alcanzar un equilibrio planetario que podría evitar muchas tragedias, concluye Braden. En fin, las teorías abundan y por eso un sitio como Guatemala es el lugar adecuado para recoger los pasos de esta cultura desde su nacimiento; un atractivo muy fuerte para los visitantes por lugares sagrados como el lago Atitlán.

Según los mayas, cuando el día señalado en su calendario llegue, el único sitio que permanecerá de pie será el lago Atitlán, en Guatemala, señalado como el más bello del mundo, rodeado de volcanes activos en forma cónica casi perfecta: Atitlán, Tolimán y San Pedro.

Miles de turistas procedentes de todas partes del globo han decidido radicarse aquí. Vivir Guatemala es meterse dentro de una película en varias dimensiones, como las del mencionado lago. Al recorrer las poblaciones que lo bordean pareciera como si los volcanes circundantes se ocultasen entre sí.

Mientras se desplazan las lanchas por el lago los volcanes se descubren creando un paisaje nuevo desde cada población. En este país de la eterna primavera con un promedio constante de temperatura de 20 °C nació y vivió la cultura maya. Los volcanes pueden escalarse, pero no por principiantes. Proporcionan una vista fabulosa del lago desde sus cimas, aunque la temperatura puede ser bastante baja si se duerme en las cercanías del cráter.

En la mañana el agua tibia permite nadar, hacer kayak y bucear, aunque en la tarde, a partir de las 16:00 horas, un fenómeno llamado “Xocomil” agita las aguas y hace que los recorridos en lancha que transportan a los turistas entre pueblos, se suspenda por seguridad. Sus aguas, son de gran pureza, alcanzan niveles de 99 por ciento en las partes centrales del lago.

La fiebre apocalíptica ha fortalecido la industria turística y la modernidad se impone en medio de estas ciudades muertas, que se mezclan con el bullicio de los indígenas hablando en múltiples dialectos mientras ofrecen coloridas artesanías a su paso.

Y en medio de esta danza de varios mundos, se encuentran exclusivos spas que ofrecen cremas, masajes, baños de vapor hechos de materiales volcánicos y plantas selváticas de las cercanías del río Dulce. Tal es el caso del Turicentro de aguas termales del volcán de Pacaya, que cuenta con 16 piscinas climatizadas, 30 baños de vapor ciento por ciento naturales, 8 baños azufrados de arteza, 6 baños combinados de vapor y arteza.
El camino de las claves mayas también se goza al navegar por los caudalosos ríos de Guatemala o se visitan museos de historia, botánica, etnología y arqueología. Un buen cambio es ir a las lujosas discotecas y gozar la vida nocturna.

Antigua, Ciudad de contrastes

Brujos, chamanes y líderes espirituales indígenas conversan animadamente con antropólogos, historiadores, arqueólogos y científicos de diversos lugares del mundo en Antigua. Antigua fue desde 1543 la ciudad de Santiago de los Caballeros, capital del Reino de Guatemala. En 1773, una sucesión de terremotos hizo que la capital se trasladara hacia donde hoy se ubica la Ciudad de Guatemala y sumió a Antigua en el pasado. Las casas de importantes familias transformaron sus patios, grandes solares empedrados, terrazas y fuentes en hoteles, restaurantes, museos y almacenes. Antigua es Patrimonio de la Humanidad desde 1979.

La magia del Tikal

Para encontrar los códigos de estos tiempos de especulación e incertidumbre, hay que ir al “Lugar de voces”, el Tikal, un Parque Nacional Arqueológico y Ecológico y buscar entre sus vestigios arquitectónicos más información.

En el Tikal están las dos pirámides más emblemáticas: el templo principal o Templo del Gran Jaguar y el Templo II o Templo de las Máscaras, enfrentadas, que dan marco a la gran plaza. La inclinación de las escaleras que llevan a la cúspide de los templos y su arquitectura simétrica, relacionada con sus observaciones astronómicas, han sido motivo de asombro y estudio por la comunidad científica e histórica del mundo. Para los que siguen las huellas de los mayas, cobran mucha importancia las estelas, petroglifos de unos 1,50 metros de altura, usados como medio de registro, y sus jeroglíficos, que guardan datos muy valiosos.

Rituales con fervor

En Guatemala los esquemas globales de creencias se rompen. En Chichicastenango, por ejemplo, al lado de la iglesia de Santo Tomás, se ubica el sitio de descubrimiento del Popol Vuh, obra cumbre de la cultura meso- americana e hito fundamental de la historia maya.

En esa iglesia ocurren acontecimientos que espantarían a los más fervientes católicos. Allí se da una muestra de síncresis cristiano –maya, sin paralelo en toda Mesoamérica. Una vez al año la misa en idioma quiché se da paralela al español. El atrio está precedido por escaleras que son espacio de rituales para los chamanes. Dentro de la iglesia, sitios de ofrendas indígenas conviven con las imágenes católicas, pinturas y otras obras de arte religioso. Chichicastenango es la capital de la cultura indígena guatemalteca, el lugar ideal para finalizar la ruta maya en una nunca suficiente visita a Guatemala.

Un río Dulce

Pero para otros, antes de partir hay que ir a río Dulce, lago de Izabal, en la costa caribeña. El lado opuesto a la parte histórica. El reggae invade este espacio de bosques, cañones, cataratas, cuevas, donde viven monos aulladores, delfines y manatíes. Es necesario agudizar todos los sentidos para no perderse el canto de las aves acuáticas, los pelícanos deslizándose en el cielo, peces, mariposas y reptiles. Río Dulce también es hogar de los mayas quiché a orillas del río.

Y faltará tiempo para ir al Castillo de San Felipe de Lara, a Playa Blanca en Izabal, o a la laguna de Lachuá, al norte de Alta Verapaz, conocida como el “Espejo del Cielo” o a Alta Verapaz, el Semuc Champey y las cuevas de Lankín en un clima típico de una selva tropical con árboles de maderas preciosas. La decisión puede ser regresar porque tal vez no alcanzó el tiempo para ir a la Sierra de los Cuchumatanes, el punto más alto de Guatemala que no es un volcán. En este ambiente nació esa civilización que hoy tiene en jaque al mundo entero. Amanecerá y veremos.

La fiebre apocalíptica ha fortalecido la industria turística y la modernidad se impone en medio de estas ciudades muertas, que se mezclan con el bullicio de los indígenas hablando en múltiples dialectos mientras ofrecen coloridas artesanías a su paso.

Por: Alejandra Buitrago Salamanca

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