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Las inhóspitas Rocosas canadienses


Hay pocos lugares en el mundo en donde los paisajes son mil veces mejor a como los muestran las postales. Las Rocosas canadienses es uno de ellos. La naturaleza allí se reserva la vista más espectacular, los lagos más turquesas, las rutas más sorprendentes, los picos más escarpados junto a los valles más verdes… paisajes con una belleza infinita, difícil de imaginar.

Por: Sandra Aguilera

Las Rocosas canadienses son el fiel reflejo de que aunque la mano del hombre puede hacer construcciones impresionantes, al final, la naturaleza minimiza cualquier esfuerzo humano por sobrepasarla. Un gigantesco muro azul, gris, negro y blanco, jalonado de agudos picos que se elevan a 2.500 metros sobre valles verdes, profundos cañones, densos bosques y lagos color turquesa, forman la cordillera que, por allá en el siglo XIX, tanto cazadores como trabajadores ferroviarios intentaron atravesar para unir las Provincias de Alberta y Columbia Británica.

Un Patrimonio Mundial de la Humanidad que se ha conservado en su mayoría virgen, gracias a una amplia red de Parques Nacionales y Provinciales que lo cuidan celosamente… Uno podrá ver mil fotos de Las Rocosas canadienses, pero nunca sabrá qué hay allí hasta que las haya caminado.

La puerta de las Rocosas


Una de las puertas de entrada a este santuario natural es la ciudad de Calgary. Desde allí la mejor forma de desplazarse es alquilar un automóvil para disfrutar el paisaje sin afanes y a ritmo propio. No obstante, también existen varias empresas de transporte que conectan Calgary con la zona de las Rocosas Rocky Mountain Sky Shuttle  

A tan solo 130 kilómetros de allí, se encuentra el Parque Nacional Banff. Declarado Parque Nacional en 1885, es la reserva más antigua de las Rocosas y abarca zonas boscosas, glaciares y montañas que rozan los 4.000 metros de altitud. Más de 1.500 kilómetros de senderos marcados que, con distintos niveles de dificultad, permiten caminar entre su naturaleza en estado puro.

Los 6.641 kilómetros cuadrados del parque dan para mucho, pero sin duda hay lugares imperdibles durante su recorrido: Desde el cañón Johnston, la antigua mina de carbón de Bankhead, el glaciar Crowfoot y el cañón Mistaya, hasta los lagos Louise, Monraine o Peyto.

La ciudad de Banff es el campamento base para recorrer esta zona de montaña, en donde es un error no sacar tiempo para visitar la cima del monte Sulphur, a la cual se puede acceder a través del teleférico Banff Góndola. El paseo de ocho minutos ofrece una vista espectacular desde una cabina cubierta de vidrio. El Summit Complex, al final del recorrido, cuenta con restaurantes, una tienda de regalos y múltiples miradores. La salida se realiza desde la base de la montaña, ubicada aproximadamente cinco minutos a las afueras del pueblo. Funciona durante todo el año.

A unos 13 kilómetros de Banff se encuentra otro imperdible: el Lago Minnewanka, el más largo de las Rocosas canadienses, Teleférico Banff con 28 kilómetros de largo y 142 metros de profundidad, en donde se pueden alquilar botes con motor para recorrerlo. También se puede tomar uno de los barcos que salen del muelle y que ofrecen un recorrido guiado de una hora de duración.

Escalas ineludibles


Quizá la estrella del Parque Nacional de Banff sea el Lago Louise Lake Louise . Las aguas azules, el blanco del glaciar y el color de los bosques de la ribera se encargan de dibujar el paisaje ideal. Un consejo: la mejor hora para contemplarlo es al comenzar el día. Cualquiera que sea la época del año, ofrece diferentes atractivos para los visitantes. Por ejemplo, en invierno es posible patinar sobre él o esquiar en Lake Louise Ski Resort Ski Loise . Con sus 1.700 hectáreas esquiables, esta estación es una de las mayores de América del Norte. Dispone de largos descensos fáciles –óptimos para principiantes y niveles intermedios–, pero también los barrancos más desafiantes de las Rocosas. Existe, además, la posibilidad de experimentar la aventura del heliesquí en una de las zonas más imponentes del planta.

Ya en verano, el visitante puede sentir un mayor contacto con la naturaleza: navegando en kayak sobre el lago, en los paseos a pie, en bicicleta o a caballo para explorar los bosques y los otros lagos de la región; pescando salmones en el río, caminando sobre el glaciar e incluso disfrutando de la gastronomía local.

De hecho los amantes de las travesías de montaña disponen en Banff de 1.500 kilómetros de pistas, 50 zonas de camping y varios refugios y cabañas. Para el mantenimiento del parque se cobra una entrada que no supera los diez dólares por persona Parks Canada . Pese a que existe un pequeño servicio de transporte público, lo más práctico es desplazarse en vehículo privado siguiendo siempre las normas de seguridad en cuanto a respeto por la naturaleza y cautela con animales salvajes, sobre todo con lobos, alces y osos. El trekking se permite siempre y cuando no se salga de los senderos.

En cuanto al lago Moraine, a diez minutos de Lake Louise, lo más recomendable es recorrer su perímetro por el Lakeshore Trail y así admirar el grupo de cimas de más de 3.000 metros que coronan el valle de Los Diez Picos (Ten Peaks). Contemplar el reflejo de las cumbres con las primeras luces del día filtrándose a través del muro rocoso, es inolvidable.

El Parque Nacional de Yoho

A la altura de la población de Lake Louise, la Icefields Parkway se cruza con la Trans Canadian Highway, la carretera que atraviesa el país de costa a costa y que conecta con el Parque Nacional de Yoho.

Si hubiera que destacarlo del resto de parques de las Rocosas, sin duda sería por sus cascadas. Laughing Falls, Twin Falls, Wapta Falls y Takakkaw Falls, esta última con 380 metros de caída, son por sí solas el objetivo de unas cortas excursiones. El otro tesoro natural de Yoho lo constituyen los lagos. El deshielo de los glaciares es el responsable de los matices del color de los lagos Emerald y O’Hara, ambos accesibles por carretera, aunque en verano se restringe la entrada de vehículos. Este último es el punto de partida del sendero al lago Oesa, uno de los más bonitos de esta reserva.

Por su parte el lago Emerald fue descubierto en 1882 por Tom Wilson. Sus aguas de color esmeralda se convierten en invierno en una pista de hielo rodeada por árboles vestidos de blanco. Descansar en una cabaña-hotel, camuflada en el bosque del lago y situada al pie de uno de los campos de fósiles más famoso del mundo, el Burgess Shale, es una de las mejores experiencias en las Rocosas.

Rumbo a Jasper


Desde el lago Louise sale hacia el norte la carretera Icefields (Campos de Hielo), hasta el pueblo de Jasper. Los 230 kilómetros que separan ambos puntos forman parte de uno de los paisajes más bellos del mundo. La carretera sigue la línea de las cumbres en una ruta atestada de glaciares, valles alpinos, lagos, picos, cascadas y fauna de la más diversa (osos, alces, tejones, castores, martas, coyotes…) que habita en estos agrestes territorios en los que es posible adentrarse por senderos y glaciares, incluso esquiar, escalar o irrumpir en sus bosques a bordo de una moto de nieve o de trineos tirados por perros, sin que la presencia de animales salvajes sea un problema.

Un alto a medio camino permite contemplar el inmenso glaciar Columbia, uno de los campos de hielo más grandes del mundo, del cual hace parte el glaciar Athabasca, en donde podrás subirte al Ice Explorer para vivir una aventura de 90 minutos y recorrer un glaciar en movimiento.

El Parque Nacional de Jasper es el mayor de los parques de las Montañas Rocosas. Sus 10.800 kilómetros cuadrados de superficie abarcan más de mil kilómetros de senderos que recorren diferentes ecosistemas. El Centro de Visitantes Icefields Parkway dispone de todo lo necesario para que el viajero se sumerja en el corazón helado de las Rocosas. Desde exposiciones sobre los glaciares hasta excursiones guiadas en vehículos adaptados.

En el mismo pueblo de Jasper se puede tomar un funicular hacia la montaña Whistler, desde donde se obtiene una maravillosa panorámica de los Campos de Hielo y el pico Robson, el más alto de las Rocosas canadienses. Jasper ofrece otros muchos atractivos, pero el más importante es el Lago Maligne. Este lago puede surcarse en barco o a pie.

Para los más aventureros, a menos de 20 minutos del centro de Jasper se halla el complejo de deportes de invierno de Marmot Basin. Regresar a la autopista rumbo a Vancouver demuestra que el corazón de las montañas Rocosas es mucho más amplio que los límites de sus parques. Circulando con bosques a lado y lado, es fácil sentir que este territorio salvaje no ha perdido el magnetismo que cautivó a los primeros exploradores.

Dónde dormir entre lagos y montañas


El hotel Fairmont Banff Springs Fairmont es ya un clásico en las Montañas Rocosas Canadienses. Ciertamente pocos hoteles en el mundo pueden competir con la majestuosidad, hospitalidad y los paisajes que ofrece este hotel. A orillas del río Bow, tiene aire de gran castillo escocés y ofrece confort de lujo, vistas únicas, un campo de golf impresionante, spa y un restaurante excelente. Otra buena opción es el Post Hotel & Spa Post Hotel . Enclavado en un valle excepcional del parque Banff, se encuentra muy cerca del lago Louise. Se trata de un seductor refugio de montaña cuyos interiores delicados y románticos esconden suites espaciosas. Ofrece también la posibilidad de llevar a los clientes a los lugares donde quieran iniciar sus excursiones en helicóptero. Una opción más discreta pero igualmente lujosa es el Royal Canadian Lodge Charlton Resorts.

Ya en Jasper, dos opciones: La primera, el The Fairmont Jasper Park Lodge Resort Fairmont .Líder en la industria hotelera mundial, los complejos de la lujosa cadena Fairmont Hotels & Resorts, distribuidos por todo el mundo, llevan un sello distintivo y tienen gran reputación por su excelencia. En este caso, todas las cabañas son grandes, las habitaciones amplias, el servicio excelente y la vista inolvidable. La segunda opción es el Alpine Village Jasper, que permanece abierto de mayo a octubre. En el corazón de un gran y espeso bosque de pinos, junto al río Athabasca, sus 48 cabañas de madera ofrecen panorámicas al propio río con el monte Edith Cavell como telón de fondo. Impresionante su piscina al aire libre, de agua caliente. Una cabaña con capacidad para cuatro personas tiene un precio en temporada baja de USD290.

Recomendaciones para el viajero

Cómo llegar: Air Canadá dispone de vuelos diarios y directos entre Bogotá y Toronto, excepto miércoles y sábado. Desde esta ciudad canadiense se puede enlazar con vuelos internos a Edmonton, capital del estado de Alberta, Calgary y Vancouver, capital de la Columbia Británica. Otra opción para llegar a Toronto es a través de la aerolínea Copa vía Panamá, o con Avianca vía El Salvador.

Cuándo ir: La mejor época para visitar los parques nacionales del oeste canadiense son primavera y verano que, aunque corto, es caluroso y con pocas precipitaciones.

Documentación: Si requiere tramitar visa canadiense, debe diligenciar en línea los formularios de solicitud y la lista de verificación de documentos de acuerdo a su tipo de viaje directamente en la página web de la Embajada de Canadá.
Para radicar la documentación debe dirigirse al CRSVC (Centro de Recepción de solicitudes de visas para Canadá en Colombia), regido por VFS Colombia, ubicado en la carrera 11A No. 93 - 52 Oficina 303, edificio torre 93, en Bogotá VFS. Global Colombia.

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