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Más que un tour por bodegas

En la búsqueda de nuevas experiencias y de viajes con gran valor agregado, el turismo del vino se presenta en Argentina como una alternativa para maridar la belleza del paisaje con los vinos y la gastronomía de cada región.

A diferencia de otros países vitivinícolas, y debido a su gran extensión territorial, Argentina propone una ruta del vino no lineal, distribuida en bodegas que se reparten de norte a sur, casi en paralelo a la Cordillera de los Andes. Desde Salta y Catamarca al norte, hasta Neuquén y Río Negro en la Patagonia, pasando por Córdoba en el corazón del país y la región cuyana, productora de vinos por excelencia con las provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja.

El turismo del vino en Argentina mantiene un crecimiento sostenido desde los últimos años, contando en la actualidad con más de 180 bodegas abiertas al turista y un nutrido program de actividades y servicios pensados especialmente para cada tipo de visitante y ocasión. Las propuestas varían desde los pequeños emprendimientos familiares, algunos con largos años de tradición, hasta los modernos proyectos boutique o las grandes inversiones de capitales extranjeros, que se vieron atraídos por un lugar ideal para el cultivo de la vid.

En este escenario, el turismo del vino es mucho más que un tour de bodegas, combinando en cada recorrido y estación del año un abanico de experiencias sensoriales. No importa si es un viajero experto o alguien que se inicia en el mundo del vino, cada visitante puede disfrutar de infinidad de propuestas en las rutas del vino.

Región Cuyo

La Rioja: La Cuna del Torrontés

Esta provincia combina diferentes subregiones donde se elabora el vino. La principal franja productora es la que va desde los Valles de Famatina hasta Villa Unión, y posee la tecnología necesaria para lograr excelentes ejemplares.

En el departamento de Chilecito funciona cooperativa cuya producción representa el 60% del total provincial. De las ocho mil hectáreas cultivadas con vid, el 40% corresponde a la variedad Torrontés Riojano, con la que se elaboran espumantes de notables características y calidad. Otras variedades cultivadas son la Torrontés Sanjuanina y la Moscatel de Alejandría (en cuanto a blancas), y Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Syrah, (entre las tinto).

El circuito de bodegas artesanales que va desde la capital riojana hasta Santa Cruz (departamento Castro Barros) propone descubrir el sabor de los vinos caseros, aunque también se encuentran proyectos más selectos en nuevos polos productivos como Chañarmuyo, en medio de las sierras del norte de la provincia, al pie de la cadena Paimán.

San Juan: Cuna del Syrah

Históricamente San Juan fue considerada una provincia dedicada a la producción de vinos de mesa, pero desde hace unos diez años, su industria vitivinícola se encuentra en plena reconversión hacia la elaboración de vinos finos y de alta gama. Son muchas las posibilidades que brindan el suelo, el clima y la tecnología recientemente instalada. De ahí que actualmente se encuentren bodegas muy tecnificadas, que elaboran vinos de una calidad internacionalmente reconocida. Se destacan principalmente los vinos Syrah, sumamente frutados y expresivos, aunque también hay muy buenos Bonarda, Viognier, Sauvignon Blanc, Pinot Gris, Torrontés Sanjuanino, Tannat y Malbec.

En San Juan se destaca el Museo Santiago Graffigna, propio de la bodega homónima, que cuenta la historia de una de las familias pioneras de la vitivinicultura argentina y es muestra viviente del pasado revelador de la tradición. Esta visita se puede combinar con otros encantos de la provincia, como disfrutar de algún spa del vino o adentrarse en las huellas del tiempo por el camino de los dinosaurios.

Mendoza: la cuna del Malbec

Es la principal provincia vitivinícola de Argentina y, desde julio de 2005, una de las grandes capitales del vino, según la red internacional Great Wine Capitals, a la altura de otros importantes destinos enoturísticos como Burdeos,  Florencia, Ciudad del Cabo, Rioja-Bilbao, Christchurch-South Island, Porto, San Francisco-Napa Valley, Guest Posts y Mainz-Rheinhessen, donde anualmente se otorgan premios a diferentes categorías de establecimientos y servicios vinculados con la experiencia del vino.  

La provincia, cuna del Malbec y tierra fértil para una gran diversidad de variedades que se adaptan muy bien, posee alrededor de 150 mil hectáreas cultivadas con la vid y más de 1.200 bodegas distribuidas en cinco regiones. Todos los paisajes son especialmente aptos para combinar el tour por las bodegas con el turismo aventura.

Región Norte

Salta: Vinos de altura

La vid llegó a Salta en el siglo XVIII, de manos de los jesuitas. Grandes establecimientos con más de 10 millones de litros de capacidad se alternan con otros muy pequeños y familiares. En los últimos años, las bodegas se han equipado con alta tecnología, y elaboran en la actualidad vinos de gran calidad. La uva Torrontés es la más implantada, y sus vinos cuentan con un gran reconocimiento internacional, entre otros cepajes como Malbec, Cabernet, Tannat, Syrah, Tempranillo y Chardonnay.

La región vitivinícola se emplaza en un sitio privilegiado por su enorme riqueza natural y cultural heredada de la antigua nación Diaguita-Calchaquí del imperio Inca. Bodegas con estancias, hoteles boutique, posadas y spa del vino ofrecen un amplio abanico de posibilidades para alojarse.

Catamarca: los pueblos blancos y el vino

En Catamarca existen unas 2.200 hectáreas implantadas con viñedos, de las cuales sólo una cuarta parte corresponde a variedades finas de vinificar (el resto son uvas de mesa o para elaboración de uvas pasas). A una altura que varía entre los 1.200 y los 1.750 metros se desarrollan cultivos de pequeñas dimensiones, en especial de las variedades Cabernet Sauvignon, Syrah, Malbec y Bonarda. Las bodegas también son pequeñas, aunque provistas de tecnología para elaborar vinos de alta calidad. Los vinos de la zona son carnosos, frutados y con mucho cuerpo.

El recorrido por viñedos se complementa con la imponente belleza del paisaje y la autenticidad de sus producciones artesanales, entre pueblos blancos e iglesias de adobe. Entre Tinogasta y Fiambalá, en pleno valle vitivinícola catamarqueño y a lo largo de 50 kilómetros, puede recorrerse una ruta temática del “adobe”, corredor turístico y cultural que rescata reliquias arquitectónicas construidas con este material entre los siglos XV y XVIII.

Bodega a visitar: Bodega Alta esperanza.

Alta Esperanza

Región Centro

Córdoba: La vid en el corazón del país

La producción de vinos se concentra en el departamento de Colón y principalmente en la localidad de Colonia Caroya, a tan solo 48 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Se trata de vinos auténticos, sobre todo por utilizar uvas no tradicionales como la famosa “uva chinche”, logrando ejemplares que representan la identidad y el patrimonio local. Los vinos se combinan con una amplia oferta de chacinados y encurtidos, que han dado fama a esta antigua colonia de inmigrantes italianos.

Región Patagonia

Neuquén: La nueva generación vitivinícola

Esta nueva región del vino está centrada en las localidades de San Patricio del Chañar y Añelo, a unos 70 kilómetros de la ciudad capital. Las bodegas que conforman esta ruta turística son modernas, con diseños vanguardistas, y están equipadas con tecnología de última generación. Los vinos producidos, en general de las variedades Merlot, Pinot Noir, Malbec, Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Sauvignon Blanc, tienen muy buena calidad, con notable acidez y excelente color.

Río Negro: un camino lleno de sabores

Se caracteriza por producir vinos de estilo europeo, con mayor acidez y menos cuerpo que los de otras zonas, pero aptos para guardas prolongadas. En la zona se elaboran excelentes Pinot Noir y Merlot, entre los tintos, y finísimos Semillón y Sauvignon Blanc, entre los blancos. De la zona son muy reconocidos los vinos base para espumantes. La mayoría de las bodegas datan del siglo XIX, aunque la región se encuentra en plena reconversión y apogeo.

Consejos Útiles

Temporada

Aunque la época de vendimia se concentra entre los meses de verano y los comienzos del otoño en el hemisferio sur, principalmente de febrero a abril, en función del clima y variedad que determina la cosecha en cada región, todo el año es recomendable para visitar las bodegas. Contemplar el viñedo nevado, los colores ocres del otoño, los primeros brotes de la vid en primavera o la uva en plenitud con el sol del verano son experiencias originales que vale la pena disfrutar.

Los caminos

Aunque en la mayoría de los casos las rutas se encuentran transitables y en buen estado, es conveniente que se informe previamente sobre el estado de los caminos, las distancias y las condiciones climáticas.

Las distancias

A diferencia de otros países vitivinícolas, debido a su gran extensión territorial (más de 2.000 kms. de norte a sur), Argentina propone una ruta del vino no lineal, distribuida en hermosos valles productores. Algunos circuitos vecinos son de fácil acceso terrestre, como las propuestas de microdestinos, pero otras distancias pueden ser considerables, por lo que se recomienda prever días suficientes para disfrutar de la experiencia del vino en más de una región.

Visita a bodegas

Es aconsejable realizar reserva previa a las visitas a las bodegas para asegurarse el mejor recibimiento, con el personal idóneo y en el idioma deseado. En particular para visitar algunos establecimientos que, por sus características, prefieren realizar tours personalizados o en grupos reducidos.

Accesorios

El clima es en su mayoría seco, cálido y muy soleado, por lo que se sugiere llevar siempre gafas para el sol. Además es mejor usar calzado cómodo, protector solar y sombrero. En verano, ropa liviana y fresca; en invierno, un buen abrigo, aunque las temperaturas invernales diurnas pueden ser amables bajo el sol.

Fiesta Nacional de la Vendimia

Es la fiesta nacional de mayor importancia en Argentina. Cada año, durante el primer fin de semana de marzo, Mendoza convoca a miles de turistas que comparten con los locales un festejo de dimensiones magistrales. Más de 1.200 artistas en escena en el Anfiteatro natural Frank Romero Day y alrededor de 50 mil espectadores asisten al show artístico como tributo a la cosecha. Aunque hay festejos locales que comienzan en los distintos distritos casi un mes antes, durante tres intensas jornadas se celebran desfiles, homenajes a la Virgen de la Carrodilla, patrona de los viñedos, y la elección de la Reina de la Vendimia.

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