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Paisajes ¿De otro mundo?

Aunque en muchos momentos lo que buscamos al viajar es descansar, en otros buscamos descubrir algo nuevo, conocer aquello que otros han descrito como inolvidable o compartir con nuestra pareja, familia o amigos, una experiencia transformadora. Presentamos algunos de los paisajes que cautivan a quienes tienen el privilegio de estar frente a ello.

Capadocia

Cuenta una leyenda que hombres y hadas convivían en el corazón de Anatolia hace miles de años. Un día, una de ellas se enamoró de un ser humano y la reina de las hadas, enfadada, las convirtió a todas en palomas y las confinó en piedras cuneiformes que luego se conocerían como “chimeneas de hadas”. A los hombres los condenó a cuidar de ellas, así que los habitantes de Capadocia crearon poblados cerca de los palomares de roca. Como Göreme, el primer enclave que se visita durante un viaje a esta región turca, donde los mayores aún recuerdan lo difícil que era antiguamente encontrar esposa si no se poseía un palomar.

La puerta de entrada más habitual a Capadocia, sin embargo, es el aeropuerto de Nevsehir, ciudad enclavada 217 kilómetros al sudeste de Ankara, la capital del país. Tan pronto el bullicio de Nevsheir queda atrás camino de Göreme, el viajero se sentirá cautivado por un paisaje que nació de las entrañas de cinco volcanes (Erciyas, Gallu, Kecyboyduran, Develi y Melendiz).

Hoy las casas esculpidas en las chimeneas de hadas se han convertido en hoteles, pero Göreme mantiene su aire tradicional, con las mujeres ofreciendo pekmez (zumo de uva) a la puerta de sus casas cueva y escenas que no han variado en siglos, como cuando al atardecer los hombres vuelven del campo a caballo.

Salar de Uyuni

No es un viaje a Marte, pero podría serlo, ya que parece un paisaje tejido en otra era. Por eso Uyuni es la recreación de los paisajes andinos más surrealistas jamás vistos, donde una fina capa de agua sobre la blanca sal brinda uno de los espectáculos naturales más hermosos sobre la tierra y en donde únicamente la gravedad sirve para diferenciar el cielo de la tierra.

Este “mar de sal” fue considerado el mejor lugar turístico del planeta por la revista inglesa Rough Rides. Los sentidos confirman este elogio. Cuando el blanco comienza a cegar la vista, se sabe que se ha llegado. El horizonte se transforma en una línea inmaculada, nívea, que se recorta con precisión geométrica sobre un cielo tan azul que parece artificial. Una vez en el salar, se pierde todo contacto con el exterior. Allí no hay norte ni sur. Las pisadas resuenan en seco, mientras se aplastan los pequeños cordones de sal que crujen como escamas cristalinas.

El gran Salar de Tunupa, como se conocía anteriormente, está localizado al suroeste de Bolivia en el departamento de Potosí, a una altura de más 3.670 metros sobre el nivel del mar (msnm) y tiene una temperatura promedio de 3 grados centígrados. Ideal para quienes gustan de la fotografía y el turismo de aventura. El mejor tiempo para viajar al salar son los meses de julio hasta noviembre, cuando el salar esta casi totalmente seco.

Una de las mayores atracciones del lugar es la isla Inkawasi (casa del Inca). Es posible divisarla a lo lejos, ya que se encuentra en el centro del salar. Su terreno está conformado por rocas calcáreas con restos fósiles de corales y conchas marinas, y está poblada de cactus que alcanzan hasta los 12 metros de altura. El verde agreste de la isla contrasta con el horizonte del salar, y por momentos parece una maqueta colocada artificialmente.

A la hora de dormir, existe un hotel construido íntegramente de sal, además de un museo donde se pueden comprar artesanías hechas de este mineral.

La empresa “Explora” ofrece tours hacia Uyuni. Una excursión de 4 noches, por ejemplo, por el salar (parte desde Potosí), más 3 noches en el hotel Larache (San Pedro de Atacama, Chile), con todo incluido y traslado al aeropuerto en Calama, tiene un precio desde US$ 4.900 por persona.

Las terrazas de arroz de Longsheng

Se asemejan a las escalas de la espalda de un dragón, de ahí su nombre. Y son tan bellas, que no es de extrañar que estas peculiares terrazas cuenten con un lugar privilegiado en la fotografía turística de China.

Kilómetro tras kilómetro, las montañas van tomando forma de campos miniatura utilizados para cultivar arroz, siendo una muestra increíble de la capacidad de la ingeniería humana empezada hace 700 años en los tiempos de la Dinastía Ming.

En Longji los colores cambian de tonos a capricho del sol y de la época del año. Longji traduce literalmente como “la columna vertebral del dragón”, puede que por su forma, por su verde intenso primaveral o porque en China no solamente los restaurantes tienen nombre de dragón... también las montañas

Para llegar a semejante paisaje basta con tomar un autobús de Guilin a Longsheng y luego otro hasta el poblado de Longji. Son aproximadamente 20 minutos que toma atravesar la aldea de Zhuang hasta llegar al sendero real para caminatas. El recorrido es de aproximadamente dos horas y media.

A la hora de dormir, la zona cuenta con varias ofertas de alojamiento. Espere pagar unos 80 yuanes por una habitación sencilla compartiendo baño o entre 180 y 250 yuanes por una con baño privado y aire acondicionado. Aunque las instalaciones pueden ser muy sencillas, todo esto se le olvidará cuando logre observar la magnificencia del paisaje desde su ventana o si tiene suerte desde su balcón, en especial por las mañanas cuando la neblina adorna los campos de arroz y el sol comienza a salir.

Cataratas Havasu

Lo increíble de las cascadas de Havasu, en Arizona, no son sus dimensiones o el volumen de agua. Más bien el mágico entorno desértico del Cañón del Colorado, la tierra rojiza y el agua azul verdoso, en un contraste tan idílico como difícil de imaginar. Un territorio ocupado por los indígenas Havasupai durante más de 800 años, aunque en 1882 fueron obligados a abandonarlo para posteriormente, en el año 1975, recuperar sus derechos de volver a habitarlo.

Las tres caídas de agua principales son: la cascada Havasu, cascada Mooney y la cascada Navajo, todas muy cerca de Supai, uno de los pueblos más aislados de Estados Unidos, y cada vez más visitado por los turistas.

Las piscinas naturales de agua turquesa que forman las cataratas tienen ese color gracias a la mineralización de las rocas, siendo uno de los paraísos naturales que más atrae a los turistas en toda la zona y que es una Reserva Natural.

Se recomienda que para visitar estas cataratas dedique dos días ya que hay tanto que ver en todo el entorno, que sería una pena no poder disfrutarlo todo con la calma y tiempo que merece.

Hay que tener en cuenta que en Supai no existen carreteras ni coches, por lo que el recorrido a las cascadas se realiza a pie, a caballo o en mula. Dado que el acceso al Cañón Havasu está limitado a un número de personas cada día, es necesario ir previamente a la oficina de turismo de Supai para registrarse y pagar la entrada. El registro también se puede hacer en el hotel o campamento donde se aloje. Si está corto de tiempo, la única forma de hacer la excursión en un día es contratar un servicio de helicóptero, que normalmente sale a las 10:00 de la mañana y regresa a la 1:00 de la tarde.

Cueva Melissani

Como Cueva de las Ninfas, dentro de lo que es la mitología griega, es conocida también a Melissani, ubicada en la isla de Cefalonia, al noroeste de Sami. Un lugar del planeta donde además toman protagonismo sus aguas turquesas y la espectacular entrada de luz al lugar. Imágenes que quedarán para siempre guardadas en la retina y en la memoria.

En el año 1951 fue cuando Giannis Petrocheilos llevó a cabo el descubrimiento de este singular enclave natural donde además llama la atención el color ocre o miel de las paredes rocosas. Mientras en el entorno exterior, el bosque cubre la ladera de una montaña que llega al mar, la costa guarda un paraje silencioso que junto a la luz natural y los efectos de sombras y transparencia del agua, se hace una puesta en escena de la naturaleza espectacular.

Actualmente hay que subrayar que Melissani se ha convertido en uno de los espacios más turísticos de Grecia. La visita a la cueva cuesta siete euros que incluye un paseo en barco en el interior de la cueva, tiempo que hay que aprovechar para tomar fotografías para compartir con los amigos y familiares a través de redes sociales.

Las islas Phi Phi

Las islas Phi Phi en Tailandia tienen efectos extraños que cautivan incluso a aquellos quienes duden que tanta belleza pueda ser real. Hasta hace poco las dos Phi Phi (Don y Le) eran un paraíso visitado esporádicamente por veleros y embarcaciones de buceo. Todo cambió en los años 1990 por cuenta de Hollywood. La Isla de las Cabezas Cortadas (1995) y de, sobre todo, La Playa (2000) con Leonardo Las islas Phi Phi DiCaprio, las hizo famosas y las convirtió en un destino turístico de primera magnitud.

En las arenas blancas donde antes se dormía a la intemperie para disfrutar de un amanecer en solitario, ahora se alzan hoteles con todas las comodidades, pero también pequeños bungalows aislados que todavía permiten experimentar una cierta sensación de isla desierta.

Para llegar la opción es aventurarse en un paseo en ferri (7 euros aproximadamente) que zarpe desde Phuket, Krabi, Ao Nang o Ko Lanta; sitios a los que se puede acceder en avión, autobus o barco, según sea el caso. El recorrido típico de la embarcación desde uno de estos puertos dura entre dos y tres horas, tiempo durante el cual se observan islotes inhabitados e imponentes acantilados rodeados de agua color turquesa.


Geiser Strokkur

Cada 5 ó 10 minutos el pequeño agujero empieza a borbotear y de repente un chorro de agua caliente y vapor es lanzado unos 20 metros sobre las cabezas de los maravillados espectadores que se han acercado para contemplarlos. Tras el estallido, las aguas regresan a su habitual estado burbujeante, preparando el siguiente lanzamiento.

Hablamos del legendario geiser de Strokkur, en la región geotérmica del río Hvitá, en Islandia.

En un paisaje dominado por lagunas termales, rocas volcánicas negras, cenizas y fumarolas, este geiser se erige como principal atracción para todos los que visitan esta zona del país. El Strokkur forma parte del llamado Círculo de Oro, un área que incluye además el parque Thingvellir y la cascada de Gullfoss. Se trata de una excursión muy popular desde Reykjavik.

La mejor época para visitar el géiser es de junio a agosto, cuando el clima del país es más cálido, los días son más largos y los alojamientos turísticos están en funcionamiento (muchos hoteles y restaurantes en las ciudades más pequeñas sólo funcionan durante la temporada alta de turismo).


Mar muerto

Se cree que fue cuna de cinco ciudades bíblicas: Sodoma, Gomorra, Adama, Seboim y Segor. Hoy el Mar Muerto se ha convertido en un importante centro de la religión, la salud, bienestar y el turismo en la región de Jordania.

Por eso son muchos los viajeros que continúan con la tradición de la que se dice participaron hasta reyes como Herodes el Grande y Cleopatra, de flotar sin esfuerzo en sus espaldas sobre el mar y bajo los rayos suaves del sol jordano.

El Mar Muerto es el punto más bajo del mundo con 394,6 metros (1269 pies) por debajo del nivel del mar y uno de sus principales atractivos es, efectivamente, su elevada salinidad, diez veces mayor que la del océano. Ésta provoca que ningún ser vivo habite en sus aguas y que una persona pueda flotar sin esfuerzo sobre la superficie y no logre hundirse nunca.

Si quiere relajación total el Spa Zara con que cuenta el complejo Mövenpick Resort & Spa Dead Sea, en el pequeño pueblo jordano de Sweimeh, es lo mejor. En sus instalaciones, de más de 5.000 metros cuadrados, el viajero puede disfrutar de infinidad de tratamientos de relajación y bienestar.

Las instalaciones recreativas incluyen piscina climatizada, playa y piscina para niños, restaurantes, gimnasio, canchas de tenis. Además posee 358 habitaciones y suites con aire acondicionado y ventiladores de techo y balcón con vista al jardín o al valle.

Cúpulas de mosaicos en los termariums, tratamientos refrescantes de aromas mentolados, el hidromasaje, las piscinas cubiertas, las de flotación, el masaje podal o la piscina infinity. Y después, sala de relajación y una bebida fría en la terraza.

Y si bien es fundamental probar algún programa de la carta de terapias, quedarse todo el día en el hotel puede considerarse una especie de “pecado”. Jordania es un destino imprescindible, uno de esos países que hay que visitar al menos una vez en la vida. Petra, Gerasa, Gadara, Ammán, Madaba o el desierto de Wadi Rum son lugares imperdibles.

Pamukkale, el castillo de algodón

Las transparentes aguas y el blanco paisaje toman prestados los colores del amanecer y del atardecer para dotar de mágica belleza a este pequeño rincón del mundo, patrimonio de la humanidad desde 1988.

Su nombre significa “castillo de algodón” y sólo cuando se está allí, se entiende porqué Pamukkale es uno de los lugares más hermosos, no sólo de Turquía, sino de todo el mundo.

Con una altura de 160 metros y una extensión de aproximadamente 2.700, Pamukkale está en su totalidad cubierta de una sustancia blanca que, en la distancia, pareciera nieve.Nada más lejos de la realidad. En esta zona de clima templado, lo que cubre la montaña no son sino los residuos de carbonato de calcio y diferentes minerales del agua de sus fuentes, que se han ido depositando y solidificando, formando pintorescas cascadas y piscinas de caliza y travertino, en forma de medialuna.

En lo alto de la montaña se encuentra Hierápolis: una antigua ciudad helena de la cual aún quedan vestigios que se pueden visitar, como el Teatro, los baños romanos, el templo de Apolo, las puertas de la ciudad o las tres grandes necrópolis que la mrodean y que se encuentran abrigadas del mismo ‘algodón blanco’ que conforma los termales.

Las terrazas de Pamukkale estuvieron en peligro por la actividad turística de la zona, pero a partir de su nombramiento como Patrimonio de la Humanidad, el acceso a las aguas está restringido y se han demolido los hoteles que solían oscurecer el paisaje.

Auroras boreales

La espectacularidad de las auroras boreales nunca ha estado en duda. Ese fascinante espectáculo cósmico, producido por el choque de una eyección de masa solar con el campo magnético de la Tierra, puede fascinar hasta al más indiferente. Llamadas boreales cuando se producen en el hemisferio norte, las auroras han cautivado al hombre por miles de años.

Uno de los mejores lugares del mundo para observarlas es Laponia, que limita por el norte con el océano Glacial Ártico, por el oeste con el mar de Noruega, y por el este, con el mar de Barents, y está dividida entre cuatro países: Noruega, Rusia, Suecia y Finlandia.

Suecia es uno de los países en los que más posibilidades hay de verlas, y un buen lugar para disfrutarlas es el Parque Nacional de Abisco, en el que su naturaleza es impresionante, especialmente el lago Torneträsk. Suelen presentarse desde principios de septiembre (en Kiruna) hasta finales de marzo en toda la Laponia sueca. Así que, si está por ahí en esas fechas para disfrutar de actividades de invierno tales como esquí, trineo tirado por perros o excursiones en motonieve, tendrá una oportunidad única de poder contemplarlas.

La Laponia Finlandesa es otro de esos lugares, quizás en el que más aparecen y donde son más impresionantes. En Noruega se tiene la ventaja que, si se da, se pueden disfrutar desde cualquier lugar del país, aunque se tiene más posibilidades si se está en el llamado “Cinturón de las auroras boreales”, en el norte.Por último, Groenlandia, isla perteneciente a Dinamarca y que al estar en el Océano Glacial Ártico es también un lugar perfecto para ver una aurora boreal.

Probablemente una de las mejores opciones para verlas sea llegar en barco. Por ejemplo, embarcarse en uno de los cruceros de exploración de la naviera Hurtigruten, el MS Midnatsol. Las mejores fechas serán entre diciembre y abril.

La embarcación en busca de las auroras boreales parte desde la ciudad de Tromso (Noruega) realizando un recorrido que pasa por Honningsvag y Kirkenes, entre otras localidades, para terminar en Oslo seis días después.También se puede vivir una experiencia uniéndose a los campamentos con los Sami en Boazo Sami Siida.

Y para alojarse, hay sinnúmero de opciónes. Una muy original es el hotel Ice, cercano a Jukkasjärvi, Suecia. Para quienes no soportan tanto frío, en Saariselkä, pleno corazón de la región de la Laponia Finlandesa, se encuentra el Hotel and Igloo Village Kakslauttanen. 31 cabañas en forma de iglú con cristales, perfecto para divisar las auroras boreales. Las pistas de esquí iluminadas parten desde el patio y también ofrecen diversas actividades y deportes de invierno, tales como: safaris con perros huskies, natación en hielo y esquí.

Si se anima a no perderse este espectáculo, tenga en cuenta que las auroras boreales no siempre están cuando se las espera. No es un turismo fácil. Hay que ir al lugar adecuado y confiar. Lo mejor sin duda son noches oscuras y despejadas.

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