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Puerto Varas y Frutillar

La impronta de los colonos

Por: Víctor Bencini, desde la Región de los Lagos. Chile

Por más de una década Chile ha promocionado sus tesoros en forma constante. Primero la calidad de sus vinos fue reconocida internacionalmente y luego fueron los entornos naturales que esconde su variada geografía, los que capturaron la atención de viajeros de diferentes lugares del mundo.

Varios documentales se han realizado en el atractivo Parque Nacional Torres del Paine, en la Patagonia, así como en el Desierto de Atacama, el más seco del mundo, e incluso Isla de Pascua fue escogida como argumento y escenario de una película estadounidense.

A diferencia de los paisajes, que surgen en cantidad y variedad, como pañuelos en un sombrero de mago, cuesta un poco más encontrar ciudades pintorescas que se esfuercen por preservar su historia y su identidad. Si bien no se trata de un caso único, merece especial atención lo que ocurre en la zona sur del país, en la denominada X Región de Los Lagos, con las ciudades de Puerto Varas y Frutillar.

Hasta el siglo XIX, la zona en la que ahora se despliegan estas ciudades, era un lugar deshabitado, cubierto por la selva valdiviana, también conocida como bosque templado lluvioso valdiviano; un muro vegetal impenetrable formado por alerces, coihues, coligues, avellanos, copihues, lumas y quilas, entre otras especies endémicas, que se iniciaba casi en la misma rivera del lago Llanquihue.

Durante el gobierno del presidente Manuel Montt, a mediados del siglo XIX se le encomendó a Vicente Pérez Rosales la exploración de la cuenca del lago Llanquihue, en el contexto de una política de asentamiento para poblar el territorio que ya había iniciado el presidente Bulnes, su antecesor en la presidencia. Esta travesía de más de 150 km., lo llevó a recorrer la rivera del segundo lago más grande de Chile y el tercero más grande de Sudamérica, con una superficie de 870 km2 .

Como en aquella época el país contaba con pocos habitantes, se pensó en invitar a grupos de inmigrantes alemanes y posteriormente austro húngaros, para poblar esta zona. La iniciativa fue muy bien acogida y los colonos que arribaron se dedicaron, con gran esfuerzo y perseverancia, a despejar los bosques, cultivar la tierra y edificar pintorescas casas de madera. Así, por el año 1853 comenzó el poblamiento de lo que sería la futura villa Puerto Varas.

La ubicación de Puerto Varas la situaba como paso obligado para llegar a la vecina ciudad de San Carlos de Bariloche, en Argentina, por lo que a mediados del siglo pasado ya presentaba una clara orientación al turismo, contando con varias casas de cambios y el lujoso Gran Hotel Puerto Varas.

Ubicada a poco más de 1.000 kilómetros de la capital, Puerto Varas es considerada en la actualidad, el polo turístico más importante del sur de Chile. Se puede acceder a ella por carretera, mediante servicios de buses regulares, que tardan unas catorce horas de viaje, o mejor aún, por vía aérea, en un vuelo de 90 minutos que lo llevará a la vecina ciudad de Puerto Montt, distante a sólo 17 km.

Puerto Varas es el lugar ideal para establecer una base de operaciones para disfrutar de las atracciones de la zona, entre las que se cuentan lagos, volcanes, ríos, cascadas y rutas de intereses especiales.

Río Petrohue, Chile destino que se dedica a posicionarse en el mapa musical En la misma ciudad como en sectores aledaños, cuenta con lujosos hoteles, lodges, cabañas y bed & breakfast, así como restaurantes, cafés y casino de juegos.

Durante el invierno, el majestuoso y omnipresente volcán Osorno invita a los amantes del esquí y el montañismo y los premia con impresionantes vistas del Lago Llanquihue. En primavera y verano el clima es perfecto para las cabalgatas, el senderismo y la observación de la flora y fauna circundante.

Entre los paseos que se pueden realizar desde Puerto Varas, está la visita al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales. Un atractivo recorrido hacia el sector Ensenada, que se puede realizar rentando un vehículo o contratando el servicio en una agencia turística de la zona.

La carretera pavimentada, de 45 km., nace en la misma costanera de Puerto Varas y sale de la ciudad ofreciendo excelentes vistas del lago Llanquihue y de la vegetación autóctona, hasta internarse en el parque, el primero que se creó en Chile para la preservación de la flora y fauna.

Este paseo es un imperdible para quienes disfrutan de la naturaleza, pues en el trayecto podrán acceder a los saltos del río Petrohué, donde las coloridas aguas provenientes del Lago Todos los Santos pasan rugiendo entre la oscura roca volcánica. Luego podrán disfrutar de una hermosa vista del lago, con sus aguas color verde esmeralda y, finalmente, si el día está despejado, tendrán una vista aún más impresionante del volcán Osorno.

Otro paseo interesante, para seguir la huella de los colonos, es recorrer el camino interior entre Puerto Varas y la vecina Frutillar, y que bordea el lago Llanquihue. Se trata de un camino secundario, paralelo a la carretera principal, que cruza el nacimiento del río Maullín, el único desagüe del lago. Pasa por el sector denominado Totoral, donde se pueden apreciar algunos centros de cultivo de salmón, pintorescas casas de estilo alemán, construidas con tejuela de madera de alerce, algunas de las cuales han sido recientemente restauradas y se dedican al agroturismo.

En la ruta y sobre una pequeña colina, se encuentra el monumento Unsern Ahnen, en memoria de los primeros doscientos colonos alemanes que llegaron en el vapor Suzanne, a fines de 1852, a la playa de Melipulli. Poco más adelante, el camino termina en Frutillar, ciudad de fuerte influencia alemana, que se originó con el asentamiento de colonos en los sectores de El Frutillar, Los Bajos y Punta Larga.

Fundada en 1856, esta ciudad también enfrenta las aguas del lago Llanquihue, con una vista espectacular a los volcanes Osorno, Puntiagudo y Calbuco.

Al igual que la vecina Puerto Varas es una ciudad pintoresca y encantadora en la cual es posible encontrar una variada oferta de restaurantes y cafés, así como algunos pequeños hoteles.

En Frutillar se encuentra el Museo Colonial Alemán, que entre cuidados jardines, árboles centenarios y pequeñas lagunas, recrea en sus construcciones el esfuerzo de las primeras familias germanas que se avecindaron en la zona, a mediados del siglo XIX.

Destaca la Casa del Molino, con su enorme rueda, utilizada para moler granos, especialmente el trigo para la elaboración de harina para el pan, proceso completo que es posible observar al interior de la casa.

El edificio denominado El Campanario, de influencia española, utilizado para la trilla o cosecha de granos en época de lluvia, cuando se hacía trotar en círculo a caballos y mulas sin herrar, para separar el grano de la paja.

Disfruta de la arquitectura  y atracciones en  Frutillar chile La Casa del Herrero y taller de herrería y forja, parte primordial en el buen funcionamiento de la parcela, donde se pueden apreciar utensilios como la fragua, fogón, yunque, bigornia, fresadoras, martillos, cinceles, zunchos, entre otras herramientas.

Finalmente, la Casona de Campo, construida con maderas nativas nobles como el roble, avellano, lingue, laurel, tepa y coigüe; la cual presenta distintas habitaciones que ilustran la vida cotidiana de los colonos.

Si bien Frutillar ha sido un destino turístico reconocido a nivel nacional, esta pequeña ciudad lacustre ha logrado posicionarse en el mapa musical y turístico del mundo por medio de las Semanas Musicales de Frutillar, un festival de música que se ha venido realizando en forma ininterrumpida por más de cuarenta años. Este evento ha contado con la participación de grandes orquestas sinfónicas y filarmónicas dirigidas por afamados directores, junto a conjuntos de cámara, corales y de jazz; atrayendo un numeroso público y formando una red internacional de amigos músicos que apoyan esta iniciativa.

Para el año 2014 ya se encuentra programada la 46ª versión de las Semanas Musicales, por lo que si los atractivos de esta ciudad y el entorno no son suficiente pretexto para visitarla, entre el 27 de enero y el 5 de febrero será posible disfrutar de cuarenta conciertos en horarios de mediodía, vespertinos y nocturnos, en los que participarán destacados intérpretes nacionales e internacionales.

¿Qué más se puede pedir? Una visita a las ciudades de Puerto Varas y Frutillar no sólo le permitirá disfrutar de la arquitectura de sus típicas casas, de las atracciones naturales, y de su excelente oferta hotelera y gastronómica, sino también admirarse de lo que el trabajo arduo y la decisión del hombre puede lograr. En este caso, el esfuerzo de varias generaciones de colonos alemanes que pese al rigor del clima y al aislamiento, lograron transformar la espesa e inhóspita selva endémica, en estas ciudades ejemplares, que hoy brillan plenas de tradiciones y orgullosas de su historia; un sitio único en el sur de Chile.

 

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