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Ver otras fechasAcapulco seduce. Motivos hay muchos: sus miles de vistas sobre sus dos bahías, un sol garantizado los 365 días del año, una rica tradición gastronómica, playas doradas, - cada una con personalidad propia-, su oferta hotelera, su brisa, sus puestas de sol únicas y su gente.
No en vano este destino del Estado de Guerrero, en México, fue en los años 50’s el capricho de muchas estrellas de Hollywood… Elizabeth Taylor, Frank Sinatra, María Félix, John Wayne, Gary Cooper, Elvis Presley, los Kennedy, Dalí y hasta el Sha de Persia fueron cautivados por esta ciudad ubicada a tan solo tres horas por carretera de Ciudad de México.
Hoy, emergiendo como el Ave Fénix de los estragos causados al turismo por la violencia, la oferta de servicios con que cuenta Acapulco permite entender por qué la ciudad presume y grita a los cuatro vientos - a través de gigantescas vallas ubicadas sobre algunas vías-, haber recibido un millón de visitantes en la temporada de Semana Santa 2017. También por qué en 2016 la 54 ciudad recibió 12 millones y medio de turistas, se llevaron a cabo 200 congresos y 150 eventos de alto impacto y llegaron 40 cruceros. También es comprensible por qué es sede del torneo de tenis más importante de América Latina y acaba de ser anfitrión de más de 2.600 expositores provenientes de 86 países que asistieron a la versión número 42 del Tianguis Turístico.
Hoy la ciudad está irresistible, tanto para los nostálgicos como para quienes sencillamente quieren pasarla muy bien. Por ejemplo, uno de los imperdibles de quien visita la ciudad sigue siendo el espectáculo de los clavadistas. Hay que ir a La Quebrada para ser testigo de la tenacidad de estos hombres que se lanzan al aire desde 35 metros de altura para caer a las azules aguas del Pacífico. (Los horarios de los espectáculos son diariamente a la 1:00 p.m. y, cada hora, desde las 7:30 hasta las 10:30 de la noche). Pero también hoy existe la posibilidad de aventurarse a descubrir modernos atractivos como la tirolesa XTASEA, en la cual uno puede recorrer una distancia de 1.800 metros a 120 kilómetros por hora, literalmente volando sobre el mar, en la Bahía de Puerto Marqués.
Que Acapulco sea un destino donde los extremos se encuentran, también se evidencia en su vida nocturna. Para quienes prefieren una cena tranquila, teniendo como fondo la Bahía de Santa Lucía, el abanico de restaurantes que hoy ofrece la denominada Zona Diamante (la más nueva de la ciudad) es una buena alternativa. Una opción la brinda el restaurante El Becco, sobre la Avenida Escénica, en donde además de excelente comida italiana, el ambiente relajado y sofisticado aseguran a los comensales una velada inolvidable.
Una experiencia similar la ofrece el restaurante Bella Vista del hotel Las Brisas. Aquí la vista desde la terraza quita el aliento. Bueno, también el atún Tataki, con costra de ajonjolí negro y blanco, acompañado de salsa de soya y crema de wasabe. Para quienes buscan algo más movido, lo mejor es dirigirse a la Zona de la Condesa, donde los bares apostados sobre la playa cobran vida durante la noche. La Langosta Feliz, Barbarroja, Mangos y Paradise son algunos de los sitios que transforman la avenida Miguel Alemán en una algarabía de ritmos musicales que amenizan hasta los carruajes con lucecitas de colores que a esa hora pululan sobre esa vía. A escasos metros de allí, para los nostálgicos está la legendaria discoteca Baby’O, casi una marca registrada de Acapulco y el favorito del jet set nacional e internacional. Aquí, lo mejor es llegar temprano.
Una de las zonas en las que se divide Acapulco es la Tradicional, que es la parte más antigua de la ciudad y que se desarrolló entre los años 30 y 50. Esta romántica y colorida área del puerto tiene varios atractivos durante el día y la noche y, en ella, además, se puede conocer la vida cotidiana de los locales.
Aquí, es imperdible una visita al fuerte de San Diego. Apostado en una colina, fue reconstruido en 1776 tras un terremoto, y hoy es considerado la mayor fortaleza marina del océano Pacífico. Alberga el Museo Histórico que está abierto de martes a domingo de 10:00 a 6:00 p.m., la entrada tiene un costo de 46 pesos mexicanos y los domingos la entrada es libre y gratuita.
Hay que aprovechar la visita a esta zona para darse una pasada por Playa Hornitos, en donde decenas de pescadores venden variedad de peces recién sacados del mar. ¡Un montón - así llaman a un grupo entre siete u ocho pescados- de ‘Ronco’ cuesta $100!
La ruta puede continuar hacia el Cerro de la Pinzona, donde se puede apreciar en su real magnitud el trabajo del artista plástico mexicano Diego Rivera, que luego de 18 meses pintó el Quetzalcóatl en mosaico con concha, el Tláloc enorme y un sapo grande entregando su corazón a su amiga incondicional, Dolores Olmedo, quien lo alojó en su casa cuando él ya padecía cáncer.
Si uno quiere revivir un poco la magia de los años Dorados de Acapulco, hay que ir al Hotel Los Flamingos, donde Johnny Weissmüller, el recordado actor de Tarzán, vivió muchos años, al punto de construirse una casa redonda en la pendiente de la colina, a más de 35 metros de altura con una vista privilegiada a mar abierto y a la isla de La Roqueta.
Después de tanto recorrido, para apaciguar el hambre una buena idea es acudir a La Cabaña. Este restaurante ubicado en playa Caleta, es el más viejo de Acapulco y “está ubicado en el mismo lugar desde hace más de 68 años”, reitera su propietario Fernando Álvarez, toda una Biblia de la historia de Acapulco.
Imperdible probar aquí, mientras se tiene de fondo el acuario Mágico Mundo marino, unos tacos de pollo, tamales de cazón y pescadillas que se pueden complementar con aguas de sabores que van desde la de Jamaica hasta el Tamarindo.
Entrar en contacto con la naturaleza es una de las facetas más desconocidas de Acapulco. La posibilidad la brinda la laguna de Tres Palos, en donde a lo largo de 20 kilómetros se realizan paseos en lancha para observar las diversas especies de aves que habitan el lugar. Desde garzas hasta cigüeñas.
La vegetación rojiza y verdosa del agua de la laguna es ocasionada por los manglares. Pedro Salas, quien realiza el recorrido en su lancha desde que tiene memoria, señala que en la laguna crecen cuatro especies de mangle: blanco, amarillo, rojo y saladillo.
Una parada obligada en el recorrido es en “El Salado”, un lugar para disfrutar de un singular tratamiento de belleza a través de las clásicas mascarillas de barro negro, característica principal de las lagunas de esta región, cuyas propiedades naturales permiten exfoliar “hasta el corazón”, dice Pedro.
En el paseo en lancha, que cuesta entre 500 y 600 pesos mexicanos, para un grupo de 6 a 10 personas y que dura aproximadamente una hora, también se pueden divisar los cangrejos adheridos a las raíces de las plantas, junto a otros peces que se obtienen con red en la laguna, como los bagres, las mojarras blancas, róbalo, camarones, lisa, jaiba y pargo.
Hay que aprovechar la visita a esta zona de la ciudad, llamada Barra Vieja, para pasar por el Club de playa ElCano Diamante. El lugar, abierto, rústico y con una vista al mar increíble, ofrece especialidades de la cocina mexicana ancestral. Es recomendable pedir el Pescado a la talla - generalmente es huachinango-. Eso sí, no hay que abandonar el lugar sin probar los tacos de camarones y pulpo, el ceviche acapulqueño y el helado de coco con salsa de Jamaica lo hará chuparse los dedos.
Otra opción para quienes buscan conocer un destino de manera más amigable con el plantea es anotarse en uno de los tours que ofrece la empresa Aca en Bici (acaenbici. com) que ofrece trayectos desde siete hasta 35 kilómetros para conocer los principales atractivos de la ciudad. Quienes se apuntan al trayecto cultural (10 kms.) visitan el Fuerte de San Diego, el edificio Oviedo, el Zócalo de la Ciudad y el Paseo del pescador. Todo por un precio de 120 pesos mexicanos. También se puede hacer un recorrido gastronómico de 3 horas por los restaurantes más emblemáticos del puerto por un valor de 450 pesos mexicanos por persona. Ya para los más profesionales, existe el recorrido ecoturístico de 35 kilómetros desde la Ciudad de México, con una duración de 3 días y dos noches. El valor de 3.500 pesos incluye el alojamiento y se requiere un mínimo de 35 personas.
Tomar la Avenida Costera Miguel Alemán, hacia la denominada zona Diamante (Va desde la Avenida Escénica hasta Barra Vieja) es la ruta ideal para quienes desean conocer buenas playas, restaurantes con una oferta de platos internacionales, hoteles modernos, condominios de lujo y campos de golf. Lo anterior sin contar con el paisaje que regala el Océano Pacífico bañando la Bahía de Puerto Marqués, bordeada a su vez por escarpadas montañas en donde se escuchan las chicharras a cualquier hora del día.
Es en esta zona en donde se encuentra el Complejo Mundo Imperial, uno de los desarrollos más importantes de México y América Latina financiado por el Grupo Autofin, en donde se encuentra un centro de exposiciones (la Expo Mundo Imperial con capacidad para 20 mil personas por día), el auditorio Forum (4.000 personas) y el Resort Mundo Imperial.
De hecho, este mismo grupo ya anunció una inversión por más de $1.000 millones para la construcción de una segunda etapa de Mundo Imperial: una universidad de turismo, un hotel boutique, un eco parque de diversiones y un hotel con suites de lujo, entre otros desarrollos.
Para quienes gustan del golf y la tranquilidad, en esta zona se encuentra el Hotel Princess Mundo Imperial que exhibe con orgullo el mejor campo de golf de la zona y cuyo programa de renovación fue supervisado por el mundialmente afamado diseñador Robert Trent Jones Jr. El lugar ha congregado eventos como la Convención Anual de Banqueros, el Abierto Mexicano de Tenis, triatlones y hasta congresos empresariales y académicos, entre otros.
También está el Vidanta Golf, un campo de 18 hoyos y un diseño integrado con la naturaleza. Justo en frente, los condominios en donde un apartamento puede tener un precio de un millón de dólares, apabullan… Maranda, Solar Ocean, Veranda.
Es que el lujo y el confort pululan en esta zona de la ciudad. Hasta en el Centro Comercial la Isla, en donde tanto locales como turistas se dejan llevar por las compras en sitios como Liverpol y El Palacio de Hierro y los más osados prueban suerte en el Caliente Casino.
A la hora de dormir, existen opciones de lujo como el hotel Bayan Tree, el cual emerge en la cima del acantilado de Punta Diamante. Es el único hotel en Acapulco galardonado con los Cinco Diamantes AAA, y consagrado a la serenidad, la reflexión y al lujo. Todo en un exuberante entono natural.
Lo mejor es que si no se es huésped, se tiene la opción de acceder a los servicios en su spa, concebido como un santuario para los sentidos. Así que, si uno quiere calmar su mente y dejarse llevar por la tranquilidad que inspira semejante paisaje, puede apuntarse a un tratamiento Royal Bayan que incluye una exfoliación, un masaje de pies y un masaje con una bolsa herbal a base de jengibre molido, clavo y aceite caliente de sésamo. ¡Para salir como nuevo!
Eso sí, no hay que dejar de visitar las playas de esta zona: Playa Pichilingue, Puerto Marqués y Playa Majahua. También está Playa Revolcadero que sólo es recomendable para nadadores experimentados que gustan de la adrenalina.
Claro, por supuesto hay que visitar la tirolesa más larga del mundo: Xtasea, para descender por la bahía al estilo Supermán y cantar a todo pulmón “Acuérdate de Acapulco, de aquellas noches…"
El Cano: Tiene una ubicación estratégica en la zona Dorada y una vista incomparable hacia la Bahía de Santa Lucía. Además de una oferta gastronómica basada en comida acapulqueña, bajo la lupa del chef español Jorge Pereiro, es sede del Festival de Paellas que se realiza cada año en Acapulco.
Gran Plaza: Ubicado en el corazón de la zona Dorada de Acapulco, es el único hotel en la ciudad con certificación Bici-Amigable. Además, tiene ciclo taller gratuito para quienes les gusta descubrir los rincones de la ciudad en su caballito de acero. También ofrece agua, internet gratis y servicio de baños públicos para ciclistas no huéspedes. El hotel adelanta un proceso de remodelación que estará listo en dos años.Hotel El Encanto: Tiene 44 habitaciones y villas que ofrecen una vista espectacular sobre la bahía de Acapulco y Puerto Marqués. Para quienes olvidan llevar todos los artículos que se requiere durante un viaje la playa, cada habitación cuenta con una “Caja de Pandora”, en donde se encuentra una gorra, la pulsera de los deseos, descorchador, repelente de mosquitos y toallitas húmedas. No hay que abandonar el hotel sin antes disfrutar del ritual “Experiencia Encanto”, en su Spa Mar Abierto, para liberar el estrés y la tensión física.
Las Brisas: Es el hotel por excelencia de famosos, políticos, presidentes y cantantes. Cuenta con el Club de playa La Concha, en donde se puede disfrutar de una inmensa piscina natural, alimentada por agua salada. Y a la hora de comer, su restaurante ofrece delicias como el arroz negro con langostinos gigantes ¡Una delicia! Ya en la noche, su restaurante Bella Vista ofrece una de las mejores vistas de la Acapulco nocturna.
Desde Bogotá se puede volar a México a través de las aerolíneas Avianca, Interjet y Aeromexico. Está ultima acaba de inaugurar su tercera frecuencia diaria al DF. Una vez allí, hay que tomar un vuelo doméstico con una duración de no más de 35 minutos el trayecto hasta Acapulco. Si prefiere viajar por tierra, el tramo desde Ciudad de México a Acapulco no dura más de tres horas gracias al Paso Exprés de Cuernavaca.
Por: Sandra Aguilera
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