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Sorprendente  Herzegovina

Cúmulo de contrastes en un día

Por: Clarena Gómez H.

En un recorrido de cerca de 170 kilómetros salimos desde Dubrovnik, Croacia, hacia Bosnia y Herzegovina.No empero la estrechez del tiempo, el trayecto se limitó a una parte de la Federación de Bosnia y Herzegovina: el Cantón de Herzegovina-Neretva.

¿República, Federación, Cantón… puntualmente, a dónde nos dirigíamos? Procurando entender el mapa político de esta región de la Península Balcánica que antaño fue parte de la extinta Yugoslavia, Wikipedia me aclaró que la división administrativa de Bosnia y Herzegovina corresponde a dos entidades: Federación de Bosnia- Herzegovina (dividida a su vez en 10 cantones) y República Srpska, y, el Distrito de Brcko, adherido en el año 2000.

Si bien pareciera complejo, tales divisiones, amparadas en el origen étnico de sus habitantes, acentuaron la impronta cultural de Bosnia y Herzegovina. Así, a lo largo y ancho de un territorio de 51.129 kilómetros cuadrados, conviven tres grupos étnicos y religiosos distribuidos entre una población que se estima de 3.8 a 4.1 millones de habitantes: bosniacos, 48%; serbios 37% y, croatas, 14%.

Con dicha estructura coincide también la fe religiosa de sus habitantes siendo los bosniacos, en su mayoría, musulmanes (44%); los serbios, ortodoxos (32%); y los croatas, católicos (17%).

Peculiar e interesante historia, situación política, geografía… esta última, digna de estudiar y recorrer ‘al completo’, como el circuito que abarca todo o, por lo menos, lo más representativo de un país. Aquí, en este, nos enfocamos en el Cantón de Herzegovina-Neretva, un periplo breve pero lo suficientemente fascinante como para que te queden ganas de perpetuarlo, detener el tiempo y volver.

Por el litoral Adriático, hasta Medjugorge

Al salir de Dubrovnik el tiempo se te pasa ‘volando’ y la mirada se pierde entre los azules y verdes del litoral Adriático. Son 65 kilómetros bordeando el mar hasta la ciudad costera de Neum, la única salida al Adriático que posee Bosnia y Herzegovina. Territorialmente se trata de una franja de 10 kilómetros de longitud, salpicada por modernos hoteles, playas bien conservadas y una oferta de actividades acuáticas y al aire libre como buceo, parapente, paseos en bote y jet ski.

Desde Neum, y luego de recorrer 72 kilómetros que se hacen en 90 minutos, arribamos al poblado de Medjugorge, el Santuario de la Reina de la Paz, emblemático lugar de peregrinación mariana asentado ‘entre colinas’, de donde se deriva su nombre en eslavo.

A Medjugorge se le compara con Fátima en Portugal y Lourdes en Francia, sin embargo ‘un no sé qué’ hace a este santuario diferente, exquisito, impecable, memorable. Tal vez porque los milagros se suscitan a diario y pernoctan allí, en las imágenes santas, en los destellos del sol y en la experiencia de más de 30 millones de devotos que han visitado el enclave desde la primera aparición de la Virgen el 24 de junio de 1981.

Saberse protegida esta área durante la Guerra de los Balcanes y permanecer inmune a los bombardeos de las fuerzas comunistas-serbias, corrobora el mensaje de la Virgen en aquel entonces: “No os preocupéis, no os tocarán ni las bombas ni las balas, yo os protegeré”.

Diversas sensaciones remueven tu ser con ocasión de una visita a Medjugorge. Observar los 25 confesionarios (al estilo de cuartos de baños clasificados por idiomas), detenerse ante las largas filas de peregrinos que se agolpan para tocar la imagen en bronce del Cristo Resucitado que exuda agua de la rodilla izquierda, posarse frente a la estatua de la Reina de la Paz y contagiarse de la belleza de su rostro o, tan siquiera, escuchar la misa y el eco permanente de las traducciones en diversas lenguas, no te exonera de percibir una energía especial, acaso espiritual..

Independiente del credo que profeses, si tu viaje cubre territorio ex-yugoslavo, bien vale la pena que te detengas en Medjugorge, destino turístico religioso, cada día, en ascenso. De acuerdo con estadísticas del sitio Medugorje, agosto de 2013 registró la presencia de 7.492 sacerdotes concelebrantes y se repartieron 374.200 comuniones; si bien, durante el año 2012 se distribuyeron 1.814.900 comuniones y concelebraron la eucaristía 42.009 sacerdotes.

Mostar, ‘la ciudad de los poemas’

Desde el mismísimo momento en que puse un pie en Mostar, esta, la quinta ciudad más grande de Bosnia y Herzegovina, me cautivó.

Sabía que visitaría el Puente Viejo de Mostar al que debe su nombre Most (puente) y Stari (antiguo) y divisaría edificaciones destruidas por el conflicto bélico de los años noventa en los Balcanes. No llegaba tan siquiera a suponer que la multiculturalidad, la historia y una fusión de aires mediterráneos, occidentales y orientales con marcado predominio turco, eran la constante de esta ciudad de 126.000 habitantes.

La magnificencia del Stari Most -declarado bien cultural, Patrimonio de la UNESCO desde el año 2005- se contempla desde cualquier punto de la Stari Grad (ciudad antigua). El color turquesa de las aguas del río Neretva, las laderas del monte Velez, los pintorescos tejados, callejuelas y casas de piedra sobre piedra, torres, mezquitas y un nutrido comercio acompañan los paisajes natural y cultural de esta apacible ciudad, otrora otomana, austrohúngara, yugoslava.

Alguien la proclamó la ciudad de los poemas y sí que tiene de sobra ser fuente de inspiración. Dervis – pachá Bajezidagic lo replicó: “Quien pudiera cantarle a todas y cada una de las bellezas de Mostar. ¿Por qué te asombras, corazón mío de que le ame con amor de hijo?”

 10 imperdibles de Mostar

  1. Stari Most (Puente Viejo).

  2. La Casa Turca o Kajtaz, vivienda adaptada como museo, propiedad de una misma familia desde hace más de 350 años.

  3. Kujundziluk, el viejo mercado que conserva características propias del período otomano.

  4. Antigua Torre Helebija, centro cultural y de exposiciones.

  5. El Puente Kriva Cuprija sobre el río Radobolja, obra de 1558.

  6. Las mezquitas: Askerska, construida entre 1512 y 1520; la Karadoz-begova, de 1557; la Koski Mehmed-pachá, de 1619 y la llamada mezquita bajo el Tilo (Pod Lipom), de 1564.

  7. La Torre del Reloj (Sahat-kula), de 1636.

  8. Antigua Iglesia Ortodoxa, de la primera mitad del siglo XIX.

  9. Catedral Católica y Convento Franciscano.

  10. City Hotel: un 4 estrellas con acondicionamiento y calidad de un hotel de 5 estrellas. Habitaciones finamente decoradas, elegantes, modernas y bastante placenteras.

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