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Ver otras fechasRecorrer los caminos del vino en Argentina es una forma de conocer la inmensa oferta de sabores y geografía que el país alberga. El itinerario, lejos de ser una ruta lineal, invita a pasear por el interior de cada Provincia, para descubrir en cada una de ellas una propuesta y un vino diferente.
En Argentina, a diferencia de otros países vitivinícolas, no existe una ruta del vino lineal, en la que las bodegas se encuentran a pocos pasos unas de otras. En este país, las vides trazan una ruta de 1.915 kilómetros. Desde la norteña provincia de Salta hasta Neuquén, en la Patagonia. Las diez provincias encierran una propuesta y un vino diferente y, entre todas, tejen una ruta singular de aromas, sabores y paisajes que confluyen en el diminuto espacio de una copa.
Y como detrás de cada cepa hay un paisaje con historia, en los últimos años las bodegas fueron incorporando posadas, lodges, resort y hasta spas que ofrecen propuestas estéticas con productos derivados del vino. Son lujosos ambientes, ideales para sibaritas y amantes del confort, que en algunos casos incluyen la posibilidad de recorrer el lugar en cabalgatas guiadas. Imposible pedir más…
Es la principal provincia vitivinícola de Argentina y desde 2005, una de las ocho capitales del vino de reconocimiento internacional (Great Wine Capitals). Posee alrededor de 150.000 hectáreas cultivadas con vid y más de 1.200 bodegas distribuidas en cinco regiones, de las cuales cuatro proponen circuitos turístico-enológicos.
La parte alta de esta Provincia es considerada la cuna del Malbec. Comprende los departamentos de Maipú, Luján de Cuyo, Godoy, Cruz, Guaymallén y Las Heras. Si sales de Mendoza a la Ruta 40 hacia el sur, sólo te tomará algunos minutos para llegar a Maipú, “La Cuna del Vino” por el hecho de que las primeras historias del vino comenzaron aquí. Prueba de ello es que en esa zona está ubicado el Museo Nacional del Vino y la Vendimia, en donde se realizan visitas guiadas cada hora para acercar la historia del vino a los miles de turistas que lo visitan. Se puede ingresar de lunes a sábado de 9:00 a.m. a 8:00 p.m. y los domingos de 10:00a.m. a 1:00p.m.
En la zona también se puede visitar el tradicional Trapiche, una de las bodegas más antiguas del país. Las instalaciones están en un bello edificio florentino de 1912.
Ahora, hacia la zona centro de Mendoza, se ubica el departamento Lujan de Cuyo, la tierra del Malbec por excelencia. Sus bodegas, tradicionales y distinguidas, ofrecen visitas guiadas, cabalgatas por los viñedos y hasta permiten participar de la cosecha.
Una buena oportunidad la brinda la finca de la Familia Zuccardi, que propone programas activos como “Vení a cosechar”, “Vení a podar”, e incluso “Vení a volar”: un paseo en globo para disfrutar la vista de los viñedos desde arriba. El programa, siempre a primera hora de la mañana o al atardecer, incluye un desayuno o un té en el premiado restaurante La Casa del Visitante.
Para los más aventureros, otra opción para recorrer los viñedos y bodegas en esta región es hacerlo en bicicleta. La comunidad de Trip Advisor ha distinguido los tours de Baccus Vineyards Biking como una de las mejores actividades que hacer en Mendoza. Los ‘bike tours’ pueden realizarse de forma independiente o con guía; en la primera modalidad se les entrega a los turistas una bicicleta y se les explica el circuito de bodegas mediante un mapa de ruta, mientras que en la segunda, se organiza un itinerario de visita a las bodegas con sus respectivos horarios de tours guiados (visitas diferenciadas en inglés y español), las distancias en kilómetros entre las mismas, costos, alternativas de almuerzo, etc.
No hay que olvidar que en la ciudad de Luján el barrio de Chacras de Coria, reúne restaurantes, fincas y lodges del más alto nivel. Aquí es un error no visitar la Bodeguita de Carmelo Patti, no por la arquitectura sino porque intercambiar palabras con su dueño, un gran enólogo y un apasionado de lo que hace, es toda una experiencia.
Otra visita infaltable debe ser a la Bodega Nieto Senetiner enmarcada en un paisaje típico mendocino con la montaña de fondo. Por último si el tiempo lo permite, hay que dar una pasada por la Bodega Lagarde que tiene excelentes vinos y espumantes, para los cuales utilizan el tradicional método Champenoise.
Imperdibles de turismo del vino en Mendoza: La fiesta Nacional de la Vendimia, el primer fin de semana de marzo de cada año; el Festival de Música Clásica por los Caminos del Vino cada Semana Santa y el Ciclo de Tango por los caminos del Vino, en septiembre.
Otras opciones: Si quiere alternar los recorridos por bodegas con planes más de aventura, Mendoza ofrece varias propuestas. Hacia el sur, los ríos Atuel y Diamante son escenario para la práctica de rafting, rappel, y senderismo. Otra alternativa es el esquí, deporte que se puede practicar en tres centros: Las Leñas, Potreritos y Vallecitos.
El norte del país es tierra de encantos que enamora por sus colores, su cultura y su geografía. La provincia de Salta, la tierra del Torrontés, se suma al mundo vitivinícola con la particularidad de tener su zona de producción situada entre los 1.750 y los 3.050 msnm.
Aprovechando que la zona está rodeada del paisaje privilegiado de los Valles Calchaquíes, han creado una Ruta del Vino que puede recorrerse a gusto propio. Este circuito de aproximadamente 200 kilómetros, puede comenzar en Cachi y terminar en Cafayate, o se puede extender el recorrido a las vecinas provincias Catamarca y/o Tucumán. Ya son 23 las bodegas las que integran esta ruta y ofrecen tours y alojamiento a los turistas, ya sea en los cascos de estancia de las firmas más tradicionales, como en los hoteles boutiques de las más pequeñas.
Una de las más afamadas es la Bodega Colomé. Es la más antigua en funcionamiento en Argentina y cuenta con una estancia de nueve habitaciones disponibles únicamente para personalidades de la industria del vino y clientes. En el exterior de la bodega tienen viñedos con una notable cantidad de cepas para que el visitante aprenda las diferencias y características de cada una.
Otra de las visitas a incluir en el itinerario es a la Bodega Esteco, en los alrededores de Cafayate, la cual se especializa en vinos de alta gama. Aquí se hacen degustaciones de las cepas Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot, Tannat, Pinot Noir, Cabernet Franc, Syrah, Bonarda, Sauvignon Blanc, Chenin Blanc, Tempranillo, Chardonnay y Torrontés. Lo mejor es que para disfrutar más tiempo en el lugar, el visitante puede alojarse en Patios de Cafayate, un hotel de 32 habitaciones, rodeado de viñedos, el cual ofrece un programa de degustaciones denominado “Viva el Vino”.
Como parte del plan de enoturismo, no olvide visitar el Museo de la Vid y el Vino. Es interactivo y en tan sólo media hora aporta una perspectiva integral sobre el presente y el pasado de Cafayate. Horarios: De martes a domingos de 9:00 a.m. a 8:00 p.m.
Pero los Valles Calchaquíes no terminan en Salta. Ahora la provincia de Tucumán está reclamando su lugar en la industria vitivinícola. Y tiene con qué. Si bien los orígenes de la viticultura en este rincón calchaquí fueron de la mano de las uvas criollas,hoy las cepas cultivadas son Torrontés, Malbec y Cabernet Sauvignon como protagonistas, aunque también se encuentra Bonarda, Syrah y Tannat. Debido al tipo de clima y condiciones del valle, los vinos producidos en esta zona ostentan gran carácter, especialmente los tintos, con colores profundos y concentrados, de aromáticas muy expresivas y paladar firme.
De las seis bodegas en actividad, las que más se destacan por sus construcciones son Arcas de Tolombón y Bodega Posse, dos proyectos cuyos vinos demuestran una apuesta decidida a competir en las grandes ligas. En ambos casos las visitas son recibidas con degustación y recorrido por viñedo e instalaciones.
En el camino a sus viñedos se encuentran diversas propuestas. Por un lado en la ciudad Tafi del Valle se pueden realizar travesías en 4 x 4 al río Los Sasos, trekking(senderimo) al cerro Pelao, cabalgatas a las ruinas de los Quilmes o paseos en camiones Unimog por el valle.
Ya en el Valle Calchaquí el turismo arqueológico invita a contactarse con los pueblos originarios y su cultura, siendo la comunidad indígena Amaicha del Valle un alto obligado, para luego visitar la maravillosa Ciudad Sagrada de los Quilmes.
En una paisaje casi desértico, entre montañas y valles, aparecen las bodegas familiares de la provincia de Catamarca. Selección, color y buen gusto es lo que prometen sus vinos nacidos en viñedos de altura de pequeñas dimensiones y con una rica tradición artesanal.
En Catamarca existen tres zonas en donde se está desarrollando el turismo del vino: en los departamentos de Tinogasta, Andalgalá y Santa María uno encontrará vinos de altura (a más de 1.200 metros).
En Santa María hay dos bodegas para visitar: Santa María de la Vid, en donde se puede conocer algunos secretos de la fabricación de estos vinos de altura, y la Bodega Jorge Amado.
Otra opción se encuentra sobre la ruta 60 en el valle de Fiambalá. Se trata de la bodega Finca Don Diego (fincadondiego.com.ar), la cual produce vinos de exportación a 1505 metros sobre el nivel del mar. En total cuenta con 80 hectáreas que dan vida a las mejores cepas de Syrah, Cabernet Sauvignon, Malbec y Chardonnay.
No hay que olvidar que el valle vitivinícola entre Tinogasta y Fiambalá, es atravesado por la Ruta del Adobe, un circuito que recorre reliquias arquitectónicas construidas en barro y paja entre los siglos XVII y XVIII. Un buen plan para combinar con enoturismo.
La Rioja es la tercera provincia vitivinícola del país. Cuenta con 35 bodegas, ubicadas en Chilecito, Villa Unión y Famatina, principalmente.
Mientras en los valles del Famatina existen bodegas industrializadas que producen vinos jóvenes y de alta gama, en la ciudad de Chilecito se encuentra la Cooperativa La Riojana, pionera en la elaboración de la cepa Torrontés riojano. Actualmente cuenta con 80 pequeños productores que aportan el 20% de la producción y los medianos, el 80% restante, en los que se incluyen los provenientes de viñedos propios.
Una iniciativa interesante para conocer es la que adelanta la Asociación Cordón del Velasco (ACOVE) que cuenta con 14 bodegas asociadas cuyos emprendedores hacen vinos caseros con uvas Malbec, Cabernet, Syrah y Torrontés riojano. Para ello, visita las bodegas: Casa India, en el pueblo de Agua Blanca; Finca Lomas Blancas, Los Navarros y Parrales de la Costa. No obstante, en toda La Rioja hay 114 productores caseros sobre los 900 que hay en todo el país. Entre esta amplia gama de vinos de autor, San Huberto es la excepción. Además de una bodega en Anillaco y 200 hectáreas de viñedos, cuenta con otra en Mendoza. En total, alcanza una capacidad de elaboración de 700.000 cajas por año. El horario de visitas guiadas es de lunes a viernes a las 11:00 a.m., 1:00 y 3:00 p.m.
Para terminar el día, una buena alternativa a la hora de alojarte se encuentra a 236 kilómetros de La Rioja y a 88 de Chilecito: la posada Chañarmuyo Estate, el primer hostal riojano pensado para los fanáticos del vino.
Bodegas familiares, industriales y artesanales pueden encontrarse en San Juan, la segunda provincia argentina productora de vinos. Las artesanales muestran el esfuerzo del productor sanjuanino que vive junto a la bodega y se encarga de explicarles a los visitantes todos los pasos del proceso de elaboración.
Por otro lado las bodegas boutique cuentan con la más avanzada tecnología y un diseño vanguardista, y prestan todos los servicios dedicados al turista.
Graffigna es la bodega más antigua de la provincia. Cuenta con un museo temático con tecnología de punta. Para todos los amantes de los buenos vinos este es, sin lugar a dudas, un sitio que no pueden dejar de visitar. Otras como Casa Montes, Merced del Estero y Callia, también son importantes e integran la Ruta del Vino del noroeste argentino.
Para combinar con este plan, una buena opción es sacar tiempo para visitar el Parque Natural Provincial Ischigualasto, conocido como Valle de la luna, que asombra por su aspecto y por las formas de las rocas Valle Fértil.
En esta provincia las primeras cepas fueron plantadas por los Jesuitas en el siglo XVII. Hoy sus vinos son producidos con uvas chinche, mezcladas con otras de La Rioja, San Juan o Mendoza con las que se producen finos vinos frutales y varietales.
Actualmente la Ruta del Vino de Córdoba está integrada por ocho bodegas y seis elaboradores artesanales. Todos están avalados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura y a partir de su ubicación se conforman tres circuitos enoturísticos: el Norte (con La Caroyense, Nanini, Riviesse, Jairala Oller, Aurelio, El Bosque, Fantini y Papalini), Calamuchita (con las Cañitas, Finca Atos y Lucchesi) y Traslasierra (con Finca Las Breas, San Javier y Vinos San Ramom).
En esta Provincia de cosechas tempranas, las visitas a las bodegas y producciones artesanales de vinos se complementan con experiencias de golf, recorridos por estancias jesuíticas y sabores artesanales de quesos y embutidos.
La Ruta del Vino de la Patagonia recorre las provincias de Neuquén y Rio Negro, concentrándose principalmente en las localidades de San Patricio del Chañar y Añelo, a tan solo 48km de la ciudad de Neuquén, y en las ciudades de Cipolleti y General Roca en el alto valle rionegrino.
En la Provincia de Neuquén las actividades en torno al vino son varias. Por ejemplo, la bodega Del Fin del Mundo (bodegadelfindelmundo.com) invita a los visitantes durante julio y agosto a participar de la poda anual que prepara los viñedos para la próxima cosecha. Asimismo ofrecen la denominada “Experiencia patagónica” en donde los turistas son recibidos con una copa de Extra Brut Del Fin del Mundo, antes de comenzar un recorrido guiado. La experiencia concluye con una tabla con productos patagónicos acompañada por vinos de la línea Reserva.
Otra bodega para incluir dentro del itinerario es NQN (bodeganqn.com.ar), cuyo recorrido incluye la plataforma de tanques y el playón de vendimia, donde se reseñan las cualidades de los viñedos, los tanques para almacenar las uvas y los distintos ámbitos de elaboración. En la sala de degustación y ventas se invita a los visitantes a degustar los vinos al pie de las barriles de roble. Antes de irse hay que visitar Malma Restaurant para probar las delicias de la cocina patagónica.
En el norte neuquino también puede conocer la bodega Des de la Torre que está ubicada en Chos Malal. Las variedades plantadas en sus solo tres hectáreas son Malbec, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir y Cabernet Franc.
Ya en Rionegro, imperdible descubrir las bodegas más australes del país, las cuales producen excelentes varietales y champagne a partir del cultivo de manzanas de la región. También se producen vinos de la cepa Semillón, Pinot Noir y Merlot.
No se pierda una visita a la Bodega Museo La Falda, en Cipolletti, donde se cuenta la historia de la vitivinicultura regional; en la Bodega Humberto Canale también se hace hincapié en la historia, pero además la guía gira alrededor de los vinos de guarda. En Estepa y Chacras del Sol se narra el proceso productivo de un vino joven, y en la Bodega Agrestis (bodegaagrestis.com.ar) se describe los pasos para la producción de vinos espumantes.
Pero la generosa Patagonia del vino no se agota allí; también hay que moverse hacia los extremos geográficos para conocer lo que está haciendo la Bodega del Desierto en 25 de Mayo, La Pampa, sobre el río Colorado (bodegadeldesierto.com). Finalmente, vale la pena un esfuerzo más hasta El Hoyo de Epuyén, en Chubut, donde Bernardo Weinert elabora los vinos más australes de América con marca propia: Patagonia Wines.
En Argentina hay más o menos 1.000 bodegas; el número es muy difícil de obtener porque no hay un único organismo que las reúna a todas. El 90% se encuentran en Mendoza y del resto, la gran mayoría están en San Juan. El panorama vitivinícola se completa con la región de los valles calchaquíes (La Rioja, Catamarca y Salta) y los vinos del paralelo 40 (Neuquén, Alto Valle).
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