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Ver otras fechasProcedente de Bogotá y después de 50 minutos de vuelo llegas a Tumaco, llamada la “Perla del Pacífico”. Sin perder tiempo, puedes hacer la primera parada en Playa del Morro donde se encuentra un arco que el mar esculpió en la roca y al fondo el Morro del Quesillo.
Frente a estos dos símbolos de la región se encuentran 45 quioscos que ofrecen comidas, bebidas, artesanías, ropa y servicio de comunicaciones. Allí se puede llegar para disfrutar de 540 metros de playa.
Después puedes ir a la Playa Bajito, donde las olas no llegan, convirtiéndose esta piscina natural en el lugar predilecto de los lugareños para compartir con la familia un momento de esparcimiento.
Luego, prosigue con un recorrido por la ciudad atravesando el Puente del Morro, que une la isla La Viciosa con la del Morro y el cual se ha convertido en el punto de encuentro de los pescadores artesanales, quienes van “armados” con un anzuelo sin carnada y un cartón donde enrollan el nailon, logrando siempre una pesca segura. En Tumaco el alimento está al alcance de un sedal.
Hay razón para la buena fama de la gastronomía tumaqueña, porque allí se degustan los bocados del mar combinados con el coco y los ingredientes que llegan desde el páramo y logran las recetas que los expertos en culinaria han calificado como unas de las mejores del litoral pacífico.
Y esto lo puedes comprobar, si vas a almorzar al restaurante “Los Nuevos Leños”, frente al viejo hospital. Para hacer el pedido debes esperar en una fila que supera las 20 personas, pero vale la pena esperar porque este es un lugar que todo turista debe visitar.
La comida la presentan, tipo buffet, en las mismas ollas donde la preparan. Pide un bocado de cada una de las preparaciones de mariscos que puedes acompañar con arroz de coco, patacón y ensalada. Todos tienen su encanto en el paladar.
En cuestión de hospedaje, Tumaco ofrece varias opciones en el casco urbano, en las playas del Morro y en Bocagrande van desde quioscos donde se pueden colgar hamacas, hasta hoteles para todos los bolsillos.
Por ejemplo, una buena opción de alojamiento, es el Hotel Los Corales en la zona del Morro, frente al mar, un lugar que pasó de ser un hospedaje con una cabaña de madera de dos espacios a ser hoy en día el más grande de Tumaco con piscina, una suite presidencial y 74 habitaciones cómodas, amplias y con aire acondicionado.
Esta una isla que queda a 20 minutos en lancha desde el puerto turístico de Tumaco. Para desplazarse a este lugar se debe esperar a que la marea suba un poco.
¡Qué sensación tan agradable! sentir la brisa del mar, la espuma que forma la lancha al pasar y la llegada a un túnel formado por manglares que conduce a Bocagrande.
Durante la travesía, al vaivén de las olas y sintiendo la brisa marina, el silencio se hace necesario para disfrutar esta naturaleza verde incrustada en el mar, de los rayos del sol que se filtran a través de las ramas, de las aves de diferentes especies que llegan a descansar en estos árboles monumentales.
Al llegar a Bocagrande te vas a encontrar con una isla rodeada de naturaleza, con varias cabañas, un restaurante y un criadero de cangrejos, construidos con madera en palafitos y que enmarcan parte de la extensa playa de tres kilómetros que ofrece al visitante un ambiente tranquilo, fresco.
En esta isla, uno se puede “desconectar del mundo” porque no hay señal ni de radio, ni de televisión y mucho menos de Internet. Es además el lugar predilecto por los lugareños para el descanso o los paseos en familia.
En Bocagrande es posible el avistamiento de ballenas durante septiembre a solo unos metros de la playa. A la isla se puede ir con una opción de pasadía o de alojamiento con todo incluido.
Este sitio paradisíaco es definitivamente un escenario tranquilo que fue descrito por el compositor Faustino Arias en el bolero “Noches de Bocagrande / bajo la luna plateada / el mar bordando luceros en el filo de la playa…”
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Este tipo de trabajo manual juega un papel importante en esta región, es así que se ha conformado la Cooperativa Tumaqueña de Cultura y Progreso, de la cual hacen parte los artesanos, quienes con vampira, totumo, conchas, coco, lana y piel de pescado como la merluza, elaboran floreros, collares, aretes, hebillas, bolsos… que son vendidos en quioscos dispuestos en la Playa del Morro.
Esta región se caracteriza también, por conservar su cultura ancestral a través de eventos como el Festival del Currulao o el Carnaval del Fuego.
La danza del currulao simboliza la esclavitud que sufrieron las comunidades africanas y hace referencia al “cununao” o a los cununos que son una clase de tambores de origen africano, fundamentales en el folclor del Pacífico colombiano.
Sin lugar a dudas, San Andrés de Tumaco invita a volver y a descubrir tres de sus principales tesoros: El gastronómico, el natural y el ancestral.
“Observa la fauna silvestre desde cierta distancia sin perturbar su hábitat”
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